SIBANICÚ., CAMAGÜEY.- La finca La Güirita está a nombre de la mamá de "Meñique" (Aleixei Medina López), un ingeniero retirado, devenido con los años un destacadísimo productor de carne mediante convenios porcinos en Sibanicú.
No pide mucho: que la Empresa Porcina le mantenga las entregas de cerdos por convenio, hasta tanto construya los nuevos corrales más atrás de esa posición familiar, alejados de la Carretera Central y de los más cercanos asentamientos humanos.
El cambio obedece a la necesidad de cumplir con las exigencias de las normas establecidas por la Dirección de Sanidad Animal, otrora Instituto Nacional de Medicina Veterinaria, que sustenta sus argumentos basados en el Decreto Ley 110 que regula las exigencias sanitarias en vigor desde enero de 1983.
El móvil de viajar a Sibanicú, en compañía de Rodolfo Almeida, secretario ejecutivo del Foro de Ciencia y Técnica del Consejo de la Administración Provincial del Poder Popular, fue apreciar sobre el terreno los esfuerzos de ese territorio en la construcción de biodigestores.
La tecnología es una manera práctica de proteger el medio ambiente, aprovechar las bondades de las fuentes renovables de energía para la cocción de alimentos para la familia y animal, y usar los desechos como biofertilizante.
Meñique es abanderado en difundir la construcción de diez biodigestores en el municipio y con un espíritu colaborativo hacia otros productores porcinos. La conversación con él transcurre en los predios de la finca ,de 3,3 hectáreas, a poco más de cuarenta metros de la Carretera Central, donde el visitante al acceder a las instalaciones al ver los cerdos se da cuenta de la crianza de esos animales.
No encuentra malos olores, y si estricto cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias y tres lagunas de oxidación para evitar la contaminación del suelo.
“El biodigestor nuestro, de nueve metros cúbicos, es del sistema hindú o de campana móvil que se construye y repara de manera sencilla; el mismo peso del material compensa las presiones, no como el de cúpula fija que necesita mayor carga de excretas”.
La participación en eventos nacionales de usuarios de biogás, celebrados en Las Tunas y Santiago de Cuba, le ha permitido perfeccionar la tecnología y comprender mejor la manera de aprovechar los residuos, luego del proceso anaeróbico en la fertilización de plantaciones agrícolas.
El biodigestor de Meñique asume la producción de cerdos.
SUSPENSIÓN DE CONVENIOS
Esquivar un problema como el de la suspensión de los convenios es imperdonable. Es un asunto polémico, pero requiere de su profundización, no escuchar solo a una de las partes, tratar de buscar la mayor cantidad de criterios de las razones y argumentos, sin declinar la justeza de algunos.
No son pocos los casos de suspensión. Inaudy Ramos y su hermana llevan más de un año sin recibir animales en Sibanicú; Meñique la última entrega de 18 toneladas a la industria la realizó en enero de 2019 y punto; en Florida son seis y otro tanto en Minas y en el municipio Camagüey, según indagaciones con la médico veterinaria y Master en Producción de Alimento Animal, Laura Duarte Montell, directora general de la empresa Porcina.
La especialista del Citma de Sibanicú, con quien contactamos también, lleva 13 años en las funciones de supervisión velando porque se cumplan las normativas, y piensa que si algo es esencial en la crianza de cerdos, es la sistematicidad en controlar todo este proceso por los organismos involucrados en la gestión.
No es menos cierto, que desde el primero de enero de 1983 —hace treinta y seis años— entró en vigor el Decreto Ley 110, cuerpo legal que establece las normas sanitarias para la crianza de cerdos, lejos de las concentraciones poblacionales, sin embargo, en varios momentos hubo flexibilización y excepcionalmente se extendieron permisos.
Un asunto tan serio como este amerita la conjunción de todas las partes para evitar lo que vimos con el director de la unidad empresarial de base de porcino de Sibanicú. El directivo dijo que no autorizaban el convenio de Meñique a tenor de un dictamen de una verificación realizada en el 2015 a la crianza de cerdos por la Fiscalía municipal.
Personados en ese órgano de justicia, la fiscal actuante en aquella ocasión dijo, que dentro de sus facultades está velar porque se cumpla la legalidad y no la de autorizar la apertura del convenio, solo de competencia de los organismos facultados por ley.
DISPOSICIÓN DE PRODUCIR CARNE DE CERDO
Pérez concede una importancia capital a la alimentación de la masa.El recorrido por Sibanicú abarcó el convenio porcino de Mariela Velázquez González, ubicado en una porción algo intrincada de la cabecera municipal. Ella no se hallaba, pero si Yoany González Rojas, el esposo, que trabaja de sol a sol para hacerle honor al nombre de la finca El Porvenir. En el 2018 entregaron 14,4 toneladas, sin descuidar producciones agrícolas.
El viejo José Pérez Vázquez,como vive en la finca La Esperanza, ubicada a varios kilómetros de la salida de Sibanicú hacia Camagüey, mantiene la ilusión de que la alimentación animal mejore y seguir sacándole provecho al biodigestor de 15 m3 para la cocción de los alimentos de la casa y para la de los propios cerdos.
Con 81 años sobre los hombros, la técnica de biogás no le resulta nueva a Pérez. Vio, como hace 60 años, un cuñado suyo, Manolo Morán, de Cascorro, quien construyó un tanque con hermeticidad, que utilizaba los desechos de caña y de maíz.
LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES
Laura Duarte Montell, directora general de la Empresa Porcina, dijo que cuando se produjo una disminución de la producción porcina se acordó crear una comisión provincial, liderada por el Gobierno, la que recorrió todos los municipios, oportunidad en la que se hicieron autorizaciones excepcionales, mientras se cumplieran los trámites.
Eso ocurrió pese a no ampararse en las reglas del año 1983, que establece la posibilidad de crear un convenio a una distancia de un kilómetro de una carretera de interés provincial o nacional-
Una incidental. El nuevo proyecto que asumirá Meñique está a unos 300 metros. Ojo, no vaya a ser que cuando comience y termine la inversión le digan: ¡no! la inversión no es válida, es a una distancia mayor.
Según lo cuantificado, los convenios que dejan de producir, en Sibanicú y Florida, representan unas 80 toneladas de carne.
“Si puede resolverse el problema, cada caso debe evaluarse en específico. No se le ocurriría a nadie tener una cochiquera con 500 animales al lado de una escuela o un hospital. Me parece que se puede poner como una limitante el que no tenga un biodigestor para disminuir la carga contaminante, pero no dejar de producir”, opina la directora de Porcino.
Laura piensa que pudieran incorporarse un grupo de campesinos que hoy no producen, con instalaciones en desuso. Se puede buscar una flexibilización como se hizo en años anteriores.
NUEVOS HORIZONTES
El programa porcino para el próximo año prevé que el Estado entregue el 40 % de la alimentación de la masa y los productores de convenios el 60, acompañado de un análisis de tierra cultivable para maíz, yuca de una variedad de alto rendimiento por hectárea, que no compite con la del consumo humano por el amargor que la caracteriza.
Además proyectamos, argumenta Laura, la adquisición de semillas en el Inivit (Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales), el movimiento de productores —dos por municipio— para utilizarlos como extensionistas de estas ideas y el reordenamiento por el Estado de la recogida de los subproductos, es decir, desechos de hospitales, de las escuelas principales…
Junto a ello la microlocalización en el 2020 de las áreas para una planta de pienso liquido para la ceba estatal, sin disminuir la producción de convenio, de modo que no se produzca un bache como el ocurrido a fines del 2018.
Hoy la empresa asimila el suero de la producción láctea, desperdicios de la industria cárnica y de la pesca, los productos no aptos de la Empresa Mayorista de Productos Alimenticios (EMPA) y valora la siembra de plantas proteicas.
La Empresa Porcina es una entidad especializada con el 93 % de la producción destinada al balance nacional de la industria y para sustituir importaciones. Esta diseñada para producir y no para la comercialización minorista.
Estas averiguaciones periodísticas llevaron días de consulta del Decreto Ley 110, de intercambiar con muchas personas y terminó en la delegación provincial del Ministerio de la Agricultura, en la oficina del Doctor en Medicina Veterinaria, Carlos Fortún, jefe del Departamento de Sanidad Animal.
Dijo que ellos no pueden emitir autorizaciones para la crianza de cerdos dentro de los lugares prohibidos en el 110. “La crianza porcina, mezclada con la población es un riesgo de propagación de enfermedades. El propio ser humano puede trasladar virus que afectan a los animales”, sostuvo el funcionario, quien reconoció que hace unos años se facultó excepcionalmente.
ANTES DEL EPÍLOGO, UNA DECLARACIÓN A TENER EN CUENTA
El 6 de mayo pasado en declaraciones publicadas en Cubadebate, el jefe de la Dirección Tecnológica Porcina del Grupo Empresarial Ganadero, Yasser Hamed Jassen Santiesteban, dijo una frase que se debe tener en cuenta a propósito del problema con los productores.
En estos términos se reprodujeron sus palabras, de que una asignatura pendiente es llegar a las bases productivas y estar al tanto de cada una de sus inquietudes y problemas.
El directivo señaló que las acciones comenzaron por el Instituto de Investigaciones Porcinas, el mayor extensionista del programa para la confección de manuales de capacitación, que incluye la producción de alimentos alternativos.
“Un programa tan importante no puede depender de los barcos, tiene que sustentarse con otros componentes como el salvado de arroz, la miel proteica y el maíz nacional, además de rescatar las producciones de palmiche (fruto de la palma real), un alimento empleado en la rama de la ganadería porcina y altamente codiciado por los cerdos criollos”.
Resultados de enero- agosto del 2019
EPÍLOGO
Creemos que las circunstancias ameritan un estudio a fondo, con una valoración sobre el terreno, como mismo ocurrió con el Artículo 11 del Decreto Ley 110. “En todos los casos de muerte por enfermedad, los cadáveres de los cerdos son incinerados y se enterrarán las cenizas”.
A cabo de los años se comprobó que ese procedimiento no era efectivo porque no eliminaba totalmente los agentes patógenos, en cambio, se procedió a establecer nichos de incineración. Todo en la vida no es estático.