CAMAGÜEY.- El parque de diversiones Camilo Cienfuegos, nuestro “japonés”, tiene la suerte de multiplicarse en cada una de las historias, de los momentos especiales, de los recuerdos suyos que atesoran las familias camagüeyanas de diferentes generaciones.
Mi papá, por ejemplo, lo ayudó a construir 43 años atrás. Después, lo añoró y lo sufrió por el abandono que mostró a veces como carta de presentación. Para mí, de niña, hija del período especial, fue genial, aun sin estrella, sin tazas, sin trencito, sin luces de colores, sin… tanto que ahora, ya madre, he visto resurgir.
“El parque es otro. Hace muchooo… que no lo veía así”, aseguró a Adelante Anaivis León Padrón, quien desde Altagracia vino a pasar un día diferente. Sus palabras encontraron eco en más entrevistas, y bastó un recorrido para constatar que la reparación capital hecha en tiempo récord, víspera del verano, no fue solo “cacharreo” y pintura, como en anteriores ocasiones.
Excepto los desaparecidos deslizadores, el resto de los 15 aparatos funcionan, además del parquecito rústico y la casa de muñecas. Se suma una renovada y solicitada área de picnic. El antiguo monumento-fuente, ubicado al final de la calle principal, soltó las telarañas de 20 calendarios y luce sus mejores galas, convertido en una cremería que oferta helado especial.
Dentro de las grandes novedades se halla un espacio de Joven Club, con alquiler de dispositivos móviles a precios modestísimos, la casa de las mascotas y la extensión de los horarios (de martes a viernes de 10:00 a.m. a 7:00 p.m., y los fines de semana hasta las 10:00 p.m.).
Si hay algo que alegra a los bolsillos de los padres es la variedad de ofertas gastronómicas y de precios, una deuda por suerte saldada. Son 12 los kioscos abiertos todos los días, con propuestas de productos lácteos, de la cadena del pan, de frutas selectas, dulces, refrescos, bocaditos. Por fin las confituras no constituyen el monopolio de los cuentapropistas, porque aunque insuficientes ante la gran demanda, cada mañana se ofertan los gustados productos en moneda nacional, además de un punto de venta en divisa bien surtido.
Con tantos atractivos no es de sorprender que durante julio y los primeros días de agosto visitaran la instalación 120 000 personas, y en algunas fechas recibieron hasta 3 000 vacacionistas.
Víctor Castro Morales, director general de la instalación recreativa, se empeña en mantener los logros y mejorar lo que inquieta a sus clientes: “En este verano las roturas de los equipos se han solucionado con prontitud y mantenemos el abastecimiento para las ofertas gastronómicas. Preocupa la congelación del helado, pues hemos tenido dificultades con la instalación eléctrica de las neveras, asunto que ya para este fin de semana debe quedar resuelto. Otro reclamo es extender los días de la piscina, que hasta ahora solo funciona los fines de semana, pero eso no será posible por la escasez de cloro.
“Yo tampoco lo había visto así en mis ocho años de trabajo. Aquí viene toda la familia a disfrutar, muchos jóvenes y parejas, ya no son solo los niños con sus padres. Todo fue posible gracias al apoyo y exigencias del Gobierno y el Partido en la provincia, quienes mantienen el chequeo semanal. Muchas empresas están involucradas y comprometidas, entre ellas Comercio y Gastronomía. Este es solo el inicio, tenemos múltiples ideas que esperamos puedan concretarse”.
El joven Daniel Ponce López también aspira en grande con su-mi-nuestro parque de diversiones. “Así me encanta y ya he venido como ocho veces en las vacaciones, pero quisiera que un día tuviera bicicletas aéreas, una montaña rusa, deslizadores y otros equipos novedosos”.
Por qué no, el “japonés” tiene derecho a soñar sin barreras, se lo merecen Camagüey y Laura Karolina, Michel, Humberto, Melisa y Miguel, y todos nuestros pequeños, quienes cuando crezcan también contarán sus historias de ese viejo amigo que es el nuevo parque.