CAMAGÜEY.- Quizás algunos (o muchos) no predijeron que la selección de esta provincia estaría montada en la disputa por el título nacional de la pelota cubana. Las razones, válidas, estuvieron acompañadas por los referentes de malos resultados registrados en las últimas campañas, aunque la entrada en escena del director histórico Miguel Borroto hizo acariciar sueños de conquista.
La efectividad de la elección se constata ahora. Camagüey hierve de complacencia, y cada victoria, o revés, se vive con una intensidad desconocida en tiempos recientes. El trayecto estuvo empedrado, bien empedrado, pero el equipo sorteó escollos, y la confianza, sin llegar a cegar, permitió respirar no sin abundantes transpiraciones.
Es que la pelota apasiona, y los sucesos actuales ratifican la vocación de una Isla cuyo rango de éxitos internacionales ha caído en picada estrepitosa.
A contrapelo de quienes supusieron que Industriales haría declinar la voluntad de unos jóvenes, atrevidos y dispuestos, esa confrontación mostró las posibilidades de dar un salto suficiente grande como para ir por la corona.
Erróneamente algunos consideraron que al irse los azules de la capital, las expectativas disminuirían, quebrarían, y la afición menguaría sensiblemente por conocer el saldo final de la temporada. Pero la caída la deben estar sufriendo quienes supusieron que algo así ocurriría, pues Matanzas y Camagüey entablan puja competitiva que provoca en los aficionados matanceros la invocación de hasta lo divino.
El tránsito hasta esta serie play off dispuso de la selección de atletas de refuerzo, y en esos capítulos los escogidos han dado sus aportes para la causa de los llamados Toros de la Llanura.
Muy útil ha sido el adquirido avileño Yorbis Borroto, quien junto al también solicitado Santiago Torres, forman un magnífico cerrojo alrededor de la segunda base, que se refuerza con los locales Alexander Ayala, en tercera base, y Segura en la inicial. Pero en toda esta alusión a peloteros con desempeño estable, escapa para muchos la actuación del receptor Yendri Téllez, una posición extremadamente compleja, y que capitalizó ese muchacho al extremo de quedarse como regular.
En este minuto la principal atención se la roba sin misterio alguno el lanzador Yousimar Cousin, cuyas salidas han sido un calmante para los matanceros, y han traído el siempre deseado sosiego que implica trabajar con efectividad. Una victoria impecable, y relevo en el quinto juego que dejó pasmados a dos de los mejores bateadores adversarios, hinchan las velas de la satisfacción de sus aficionados, y es la causa de que aún la selección tenga opciones de corona beisbolera.
La urgencia de ganar este sábado imprime preocupaciones, aunque desde el ángulo del pitcheo los locales camagüeyanos tienen mayores reservas, máxime cuando los matanceros arrastran el maleficio de que no ganan ni los sextos ni los séptimos juegos de esta fase. Puede Camagüey aprovechar su mayor profundidad en el cuerpo de tiradores en aras de llegar al último encuentro en mejores condiciones, aunque hay una que es esencial: ganar hoy sábado, pues no habría un mañana.
Ha hecho la pelota el milagro de convertirse en epidemia, de convertir en sana epidemia el furor por el deporte nacional, ese que enciende los ojos de cientos de camagüeyanos, hasta de los más neófitos.
El béisbol, en Cuba, es el béisbol, aun hasta en los momentos más amargos. Sencillamente, nuestro vino...