CAMAGÜEY.- (I) A media luz vivió Lorenzo su niñez y adolescencia hasta aquel apagón eléctrico, cuando descubrió que el mechón encendido solo lo pudo divisar con la visión de uno de sus ojos. Desde pequeño sentía la necesidad de sentarse en la primera fila del aula para ver mejor el pizarrón del aula.
Después, cuando vinieron los exámenes médicos en la entonces Liga Contra la Ceguera, hoy hospital Pando Ferrer, en La Habana, supo que había nacido con una miopía muy grande, que presentaba desprendimiento de retina en uno de sus ojos y estaba a punto de perder la visión del otro.
Con la ayuda de su compañero de pupitre, Roberto Pareta Beltrán, a quien considera su mejor amigo y la familia, supo sobreponerse voluntariosamente a la escasez visual y no dejó de estudiar.
Este redactor conoció a Lorenzo Armando Boudet, fugazmente durante su primera vida de luces: solo sabía de él que era hermano del periodista director del diario Adelante y que tenía limitaciones visuales, en cambio, supe más tarde que se hizo técnico veterinario, trabajó en una losa sanitaria del mercado provincial y que a fuerza de perseverancia, de mucho sacrificio, alcanzó la licenciatura de médico veterinario.
(II) Ante mí, Lorenzo en su segunda vida de luces, jaranero y laborioso. Es Instructor de Piflo-Informática y secretario del Núcleo del Partido Comunista de Cuba, en la sede provincial de la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales (ANCI).
“Después de varias intervenciones quirúrgicas quedé definitivamente ciego y pensé que viviría por siempre sumergido en una oscuridad aislada; sin embargo, me incorporé a la ANCI, de la cual soy fundador. Comencé a prepararme para mi otra nueva vida, que se llenó de luces por el cariño de tantas personas que ayudaron, en especial mi actual esposa, Digna Rojas Tito, débil visual, con la que comparto hoy una estancia feliz”.
Lorenzo cuenta que conoció a Digna, una guantanamera dispuesta y comprensiva en el entrenamiento que desarrolló en La Habana y tan pronto ella le habló, quedó flechado por Cupido, el angelito del amor.
Sonríe mientras cuenta ese idilio, pero también reflexiona cómo antes de tener gas licuado y otras mejoras hogareñas recibidas por el Gobierno Cubano, cocinaban con una Pike de queroseno y alcohol, que para saber si ya estaba lista para cocinar tenía que exponer las manos al calor de la llama y no pocas mañas tuvo que aprender apresuramente para valerse por sí solo o en compañía de su complemento conyugal.
Un día frente a mi centro de trabajo, lo vi desplazarse por la acera de enfrente raudo y veloz. Transitaba con gafas negras y la ayuda de un bastón. Me acerqué para hablarle, bastó que le dijera quien era para que mi voz se le grabara por siempre. Entonces vivía lejos, en el extremo oeste de la ciudad, y todos los días temprano cruzaba apresurado las principales calles de Camagüey hasta Popular, donde radica su asiento laboral cuando no anda en funciones de la ANCI o el Partido.
“Me levanto todos los días a las cinco y media de la mañana, hago ejercicios de calistenia, planchas…si no la artrosis me mata y camino bastante “.
De no haber estudiado veterinaria e informática, ¿Qué hubieras querido ser?
“Ingeniero Químico o bodeguero”
¿Qué más te gusta hacer?
Me gusta oír música. No soy buen bailador, me entretengo y aprendo con las películas de audiovisión que nos proyectan, y me gusta la lectura, aprender siempre aprender, por eso gracias a la oportunidad que me dio el Joven Club y la inestimable ayuda de Mariela Jiménez Alcorta, instructora especialista en informatización, he podido aprender la computación para ciegos.
Fidel y la Revolución, ¿Qué significan para ti?
Mi vida, la garantía de subsistencia de muchos, de la mayoría del pueblo cubano, de no ser por nuestro humano sistema socialista de Gobierno, en otra época como les sucedieron a miles de cubanos, estaría maldiciendo la desgracia física sufrida y malviviría a expensas de la caridad pública, y no me sentiría útil ni capaz de vivir como me siento hoy.
Y lleno de luces que vislumbran un presente y futuro seguro, dejo frente a la computadora a hombre íntegro, que nos enseña a ver la vida con la amplia visión de la verdad cubana que otros “videntes” desagradecidos pretenden oscurecer.