CAMAGÜEY.- Las sombras multiplicadas bajan y rodean la plaza… Los primeros claros del día descubren voces, rostros, figuras que se abrazan, besan, estrechan las manos… Sol tricolor compacto cruza solemne y pujante, interminable frente a El Mayor, siempre alerta para defender- de pie- la libertad de Cuba a la cual entregó riquezas y suspiros, el último en Jimaguayú, también un mes de mayo.
A la convocatoria histórica de todas las épocas se suman nuevas motivaciones: la estancia “permanente” de Fidel en la Plaza, en cada pecho de los agramontinos; la alegría y la sonrisa del inolvidable Comandante Camilo, quien hace 58 primeros de mayo, compartió la primera fecha proletaria libre por las calles adoquinadas del Legendario Camagüey hasta el Casino Campestre, donde habló y lo aplaudieron delirante.
“Tenemos que emplear todo el tiempo en unirnos, en apoyar la Revolución, en apoyar las medidas revolucionarias que a diario está dictando nuestro Gobierno…”.
Y sus palabras salidas como disparos certeros entre la espesa barba negra y su sombrero alón, vigencia la cita actual con Fidel, por la unidad de todos los cubanos, porque si cuando el Héroe de Yaguajay, desapareció en la eternidad de la historia y Fidel dijo que en el pueblo había muchos Camilos, este pueblo de Fideles , Camilos, agramontinos… materializó en monolítico desfile este Primero de Mayo, la profunda frase respuesta de Camilo: ¡Vas Bien Fidel ¡ y que él parafraseara aquella primera cita obrera-popular:”Hermanos camagüeyanos ¡van muy bien!”, aunque a la distancia de estas casi seis décadas sepamos que seguimos empeñados con sus elogios, convencidos de que sí se puede y todo pudo hacerse mejor.
Este Día Internacional de los Trabajadores, cuando en las calles y la plaza grande de Camagüey todavía retumban los vítores y pisadas generacionales tras las zancadas seguras de Fidel, su llamado a transformar la llanura y llenarla de obras, reverdecen los fueros en disímiles ámbitos de la extensa planicie por donde el Comandante en Jefe dejó incontables huellas y plantó las primeras semillas de ese nuevo combate contra el subdesarrollo que le pidió a los soldados de El Mayor.