CAMAGÜEY.- Educar es una obra tan sublime como sacrificada y compleja. Por eso, retribuir el mérito a quienes la realizan en tiempos difíciles, y de forma excelente, resulta un modo de recompensarles su aporte a la sociedad. Como saludo al Aniversario 61 de la Campaña de Alfabetización, el sector educacional en Camagüey reconoce a sus trabajadores más destacados.

El acto de entrega de medallas, que tuvo lugar en el salón de protocolo Nicolás Guillén de la Plaza de la Revolución, inició con los acordes de "El Mayor" en violín y fue presidido por Yuneisy Ramos Vázquez, Miembro del Buró Provincial del Partido Comunista de Cuba; José Enrique Sutil Sarabia, funcionario del Gobierno Provincial; Mercedes Escudero Olazábal, Directora Provincial de Educación, así como autoridades sindicales y de las organizaciones sociales.

La Orden “Frank País” de Primer Grado constituye una de las más altas distinciones de la esfera educacional. En esta ocasión, la recibieron siete trabajadores de la educación agramontina, entre los cuales se hallan profesionales de Esmeralda, Nuevitas, Sibanicú, Florida y Camagüey, algunos con más de cuatro décadas en la labor. Mientras, la Orden “Fran País” de Segundo Grado, fue otorgada a dos metodólogas provinciales con más de 37 años en este sector.

“José Tey” nombra a otra de las medallas que concede el Ministerio de Educación a notorios educadores. En Camagüey, once trabajadores de la esfera educativa merecieron dicha condición, con representación de metodólogos municipales, directoras de centros, subdirectoras, jefas de departamento y docentes.

En el encuentro, también fue homenajeada la labor de los 16 camagüeyanos que merecieron la distinción “Por la Educación Cubana” y de los ocho que recibieron la distinción “Rafael María de Mendive”, altos honores para quienes entregan su esfuerzo a la formación integral.

María Elena Calero Sedré, una de las galardonadas de la jornada, es profesora de Matemática en Politécnico Ferroviario Cándido González y acumula 34 años junto a las pizarras:

"Ejemplaridad, responsabilidad y amor al trabajo, creo son las primeras cualidades de un educador; es la única forma de lograr la transmisión de conocimientos. Aunque nunca he trabajado por medallas, que te reconozcan tu labor, te alienta a continuar, a pesar de los problemas y las enfermedades".

Honrar la trayectoria de las personas que, desde diferentes puestos y oficios, contribuyen a la educación del pueblo, es requisito indispensable para estimular el crecimiento profesional; pero las medallas más altas para ellos, son de materiales difíciles de conseguir, porque el reconocimiento del alumnado y el honor de aportar al futuro del país, no se pueden medir ni fundir en bronce.