GUÁIMARO, CAMAGÜEY.- En el municipio más oriental de la provincia, ubicado a poco más de 76 km de la ciudad de Camagüey, la Empresa Agropecuaria Rectángulo prioriza siembras menos costosas y más tolerantes a las actuales condiciones climáticas. La estrategia tiene como fin garantizar el cumplimiento de la actual campaña de frío, iniciada en el mes de septiembre y que se extenderá hasta febrero de 2020.

Según reseña la emisora Radio Guáimaro, entre los cultivos privilegiados durante la etapa se cuentan la yuca, el plátano, el boniato y el maíz, debido en parte a la demanda entre los consumidores locales y a la disponibilidad de sus semillas.

Actualmente se incorporan también a la campaña la plantación de otros como el frijol, el tomate, la col, el pepino y la habichuela. Agrega la fuente que, como alternativa ante la emergencia energética que atraviesa el país, se emplea además la tracción animal para la roturación de las tierras.

La etapa es decisiva para alcanzar las cifras exigidas por el programa de autoabastecimiento alimentario en el territorio. Directivos de la “Rectángulo” afirman contar con los recursos necesarios para contrarrestar el atraso que ya a estas alturas cargan sobre sus espaldas; y agregaron que puede revertirse e, inclusive, superar lo cosechado en la anterior contienda.

También el Movimiento Agroecológico De Campesino a Campesino impulsa el empleo de la tracción animal en el territorio, así como de los abonos naturales, la limpia manual y artefactos como los molinos de viento. En su caso, lo hacen no solo como respuesta coyuntural a las necesidades de la economía nacional, sino sobre todo porque su uso se revierte en beneficio de los suelos y de la salud humana.

Datos ofrecidos por la Delegación Municipal de la Agricultura en Guáimaro, revelan que en la región se incrementa la cosecha de alimentos sanos, como resultado de la aplicación de las prácticas que rechazan el uso de productos químicos.

En cambio, el programa De Campesino a Campesino potencia el uso de medios biológicos como los bioplaguicidas, además de la lombricultura, los abonos verdes, el policultivo y muchas otras buenas prácticas. Estas se basan en las evidencias de las cosechas orgánicas, cuya demanda es cada vez mayor en los mercados internacionales.

El campesino deseoso de que su finca o cooperativa sea declarada como “agroecológica”, debe emplear ese tipo de prácticas beneficiosas para el medio ambiente, mientras demuestre ser capaz de cosechar con sus propios ingresos y recursos.

Lamentablemente, muchas personas, entre consumidores y productores, todavía imaginan a la agroecología como un “atraso” o una “pérdida de tiempo”. Por el contrario, la generalización de las prácticas agroecológicas, en Guáimaro y los demás municipios de la provincia de Camagüey, sería un gran avance para la agricultura local.

Téngase en cuenta, por ejemplo, que los valores productivos obtenidos solo durante la campaña de frío representan aproximadamente el 60 % del volumen de las cosechas en un año. ¡Imagine si esa cantidad la integraran solo productos orgánicos!