CAMAGÜEY.- Los maestros Makarenko han representado siempre un símbolo de integralidad dentro la educación cubana. A 50 años de cumplirse un nuevo aniversario de su quinta graduación, la Casa de la Memoria, sede de la Sociedad Cultural José Martí (Scjm) y la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic), filiales de Camagüey, acogió un intercambio generacional con esos profesores que todavía sirven de inspiración moral y de conocimientos, para la pedagogía de estos tiempos.

Al calor de la ponencia ¿Qué sabes de la formación de los Makarenkos?, por el miembro de la Asociación Pedagógica de Cuba (APC), Artemio Ledo Llarella, se habló de los lugares donde se preparaban a los futuros educadores, de los artífices de aquellos programas, de su rigor y de la escuela que los modeló a todos ellos, no solo para ejercer su oficio, sino para enfrentar la vida. “Aprendimos a ser solidarios, hicimos grandes amigos y nos convirtió en personas éticas. Edificamos tal hermandad que hasta los vestidos nos prestábamos para ir a las fiestas”, expresó la presidenta de la Scjm, Maricela Valido Portela.

En ese espacio, los presentes también recordaron la enorme cantidad de jóvenes que llegaban a Minas de Frío, Topes de Collantes o Tarará, y cómo, al recibir el título, la cifra era muy inferior. La competitividad, para ganar el estímulo del mejor, obligaba a estudiar sin descanso y, además, los trabajos productivos vinculados a la agricultura o a la construcción los mezclaban en el proyecto del país que se soñaba desde el ámbito económico y social.

“Cuando pienso en aquella época me llega a la mente la palabra responsabilidad. A pesar de la corta edad que teníamos, algunos no habían cumplido ni los 11, ya teníamos la seguridad de que garantizaríamos hombres de bien, para la Patria. Así lo hice en Santa Cruz del Sur, uno de los lugares donde instruí con la misma dedicación que yo recibí”, expresó a Adelante Digital, la maestra graduada en el 1969, Mercedes Mayoral Olazábal.

Por lo general, al referirse al plan Makarenko, las féminas obtienen protagonismo. Sin embargo, Rogelio Rey Meriño Fernández, dijo a la web de Adelante que vivió el “compromiso de transmitir la luz del magisterio en cualquier paraje que necesitara alfabetizarse y me comprometí con la Revolución para convertirme en profesor. Hoy tengo 71 años, pero sigo dando clases de Geografía a los muchachos que estudian esa especialidad en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, y continuaré hasta que la salud me lo permita”.

Uno de los instantes emotivos del encuentro, que contó con las presentaciones musicales de la Orquesta de Guitarras Santa María Ex Corde, fue la entrega de reconocimientos a los homenajeados, por el mérito de cercar a la ignorancia y de transformar mentes oscuras en candiles útiles, capaces de obrar en la sociedad.