Un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército, dijo José Martí, y su pensamiento se cumplió literalmente durante La Guerra Necesaria, que supo organizar y liderar con el propósito de lograr la independencia de su Patria.

Al finalizar el mes de julio de 1895 una columna del Ejército Libertador cumplió la fatigosa e inusual misión del Lugarteniente General Antonio Maceo de trasladar a la cueva de Sao Corona, en la serranía de la actual provincia de Holguín, una pesada imprenta ocupada en una acción.

A inicios de agosto comenzó a funcionar con el fin de imprimir nuevamente el periódico El Cubano Libre, fundado por Carlos Manuel de Céspedes y que se publicó también en la manigua durante la Guerra de los Diez Años.

El órgano de los mambises empezó así su segunda etapa dirigido por el patriota Mariano Corona Ferrer, con la colaboración de José María Heredia, Federico Pérez Carbó, José Miró Argenter y el doctor Joaquín Castillo Duany;y durante los cerca de mil días de acciones y combates publicó alrededor de 100 ediciones, incluyendo los suplementos.

Modesto A. Tirado, periodista puertorriqueño incorporado al Ejército Libertador, visitó la redacción en campaña del periódico y dejó la descripción más completa de la proeza de los mambises en función de dar vida a ese medio de comunicación.

“Penetramos en el lugar donde se imprime El Cubano Libre y encontramos allí la imprenta completa. Desde el tipo más pequeño hasta la prensa de manos, todo en perfecto orden. Es admirable y digna de todo encomio la gran voluntad de estos hombres, encerrados en el corazón de un espeso bosque, con el componedor en la mano y al lado el rifle, dedicando todo su tiempo a la importante tarea de difundir por los ámbitos de la República y fuera de ella los triunfos de nuestro Ejército y los errores del enemigo, empecatado y cruel”. (…)

El Titán de Bronce, de quien José Martí dijo que “tenía tanta fuerza en la mente como en el brazo”,en carta al director le señaló: “El Cubano Libre es un cuerpo de ejército compuesto de doce columnas, que se bate, se bate bien, diariamente por la causa de Cuba; y los españoles darían algo por darle una carga. Mucho ojo… y aprieten.”

En otro momento escribió: “El Cubano Libre se fundó nuevamente debido a mis esfuerzos, sin que ni a mí ni a nadie le guiara idea de predominio ni de imposición […] En él escriben los que quieren y pueden hacerlo, sin que jamás haya impuesto mi criterio político a ninguno de sus redactores. Me estimo mucho para exponerme al reproche de los escritores que en ese semanario colaboran”.

El periódico funcionó durante toda la Guerra Necesaria desde diversos lugares, salía cada sábado y mediante un sistema de enlaces o correos era enviado a las fuerzas cubanas y territorios liberados, llamados prefecturas, e inclusive al exterior a las comunidades de patriotas, esencialmente en Estados Unidos.

Las tropas españolas siempre trataron de descubrir el lugar donde se imprimía El Cubano Libre, por constituir un medio de combate desde el punto de vista ideológico.

Transcurrido más de medio siglo, el comandante argentino cubano Ernesto Che Guevara, conocedor profundo de nuestra historia, reeditó por tercera vez El Cubano Libre en la Sierra Maestra, para establecer un símbolo más de la continuidad histórica de las luchas revolucionarias en Cuba.