PANAMÁ.- ¿Es verdad que usted nunca ha sido derrotado, sir Henry Morgan?, le preguntó Luisa Renata de Penancoët de Kérouaille, duquesa de Portmouth, poco después de que el rey Carlos II de Inglaterra lo convirtiera en sir en 1674.
'Luego de mi asalto a Panamá, debo admitir que fui derrotado por una tabogana de imponente hermosura', reconoció el pirata.
La historia recoge que corría 1671 cuando Morgan surcó las costas sureñas del istmo y se estableció en la pintoresca isla Taboga, donde la belleza y la bravura de María del Pilar López de Ayala doblegaron el orgullo del hasta entonces invencible guerrero de los mares.
Y es que pese al ofrecimiento de joyas lujosas y a la amenaza de matar a su esposo, la respuesta de María del Pilar fue tajante: 'Prefiero morir con honor, que vivir con la vergüenza'.
Taboga se perfila en el horizonte desde cualquier punto del litoral de la capital panameña, distante apenas 13 kilómetros, adonde acuden turistas para apreciar los encantos de la conocida también como Isla de las Flores y disfrutar de sus cálidas aguas color turquesa.
Un altar sobre un promontorio de piedras dentro del mar acoge el trono de una virgen y sus flores silvestres dan la bienvenida al visitante en un franco mensaje de armonía y tranquilidad, solo roto por el bullicio de algunos tripulantes de los lujosos yates que anclan cerca de la orilla.
Sobre los cerros se erigen modernas y antiguas moradas sobre un pequeño poblado, que por doquier manifiesta su espiritualidad religiosa y el sello distintivo de la exuberante vegetación tropical, florecida casi todo el año.
Pero de esta historia de piratas apenas quedan hoy algunas edificaciones y la ruina de lo que fue la pequeñita isla de El Morro, unida a Taboga por un banco de arena que en un abrir y cerrar de ojos los curiosos pueden transitar cuando la marea baja.
Según el cura del pueblo, el fortín fue destruido por el paso del tiempo y por la acción depredadora de los busca-fortunas, quienes todavía sueñan con encontrar el tesoro de Morgan que, tal vez, yace enterrado en el lugar.