CAMAGÜEY.- Satélite era un pequeño gato que de travieso y sin nadie saber cómo, subió a un inmenso árbol del que luego no supo bajar. Un día y una noche se las pasó maullando en busca de auxilio.

No faltaba más, la comunidad movilizó el rescate entre estudiantes de una escuela próxima, maestros, jugadores de un equipo de fútbol que practicaba en las cercanías y si no llegaron los bomberos fue porque finalmente el animalito me fue devuelto asustado y escarmentado de la aventura que no volvió a repetir.

En su tiempo publiqué una crónica sobre ese evento porque acciones como aquellas no se olvidan.

Trucutú fue un imponente perro “de monte” con raza indefinida de ojos zarcos y fieros. El nombre encajaba perfectamente a su figura. En alguno de nuestros campamentos cubiteros se nos unió llegado no sabemos de dónde y junto al grupo anduvo y desanduvo muchos de los caminos bajo tierra.

Tanto se empeñó que fue necesario confeccionarle un arnés para hacerlo descender a profundas simas y recorrer kilómetros de galerías sin la menor muestra de temor. En cierta oportunidad, ante el titubeo de un equipo de trabajo que perdió el rumbo, Trucutú les condujo directamente a la superficie. Que recordemos, nunca se olvidó de regresar al campamento por distante que estuviéramos.

Pancho, el mítico león del Casino Campestre, fue eje principal de un drama ocurrido en el zoológico durante torrenciales lluvias que inundaron una buena parte de la ciudad. Cuando muchos pensaban que ya nada se podía hacer para sacarlo de su jaula sumergida desde donde partían rugidos de espanto, un grupo de trabajadores de Comunales, a riesgo de sus vidas, llegaron a la jaula y lograron salvarlo. La nota de prensa sobre el hecho fue aplaudida por la población que había seguido en vilo aquella peligrosa operación de rescate.

Satélite, Trucutú, Pancho, y otros cientos y cientos de personajes de todas las especies posibles que nos han acompañado en historias ciertas o fabuladas, han de agradecer desde sus corazones salvajes, y no tan salvajes, el recién promulgado Decreto-Ley que en Cuba interesa el bienestar animal y que oportuno hace justicia al derecho natural de quienes conviven con y entre nosotros y a quien la humanidad debe mucho de su dominio sobre la Tierra.

Contar en nuestro país con regulaciones jurídicas que protegen el derecho de los animales es importante paso hacia la convivencia en espacios cada vez más reducidos de nuestro entorno y reconocerles su derecho a ser atendidos y protegidos.

Proclamada en 1978 por la UNESCO a través de la Liga Internacional de los Derechos de los Animales, el movimiento comenzó a crear reacciones favorables en numerosos países, aunque es bien cierto que desde el siglo XIX algunas regiones, especialmente Europa, habían establecido leyes y regulaciones jurídicas para la protección de los animales todavía de alcance limitado.

Es preciso apuntar que los documentos emitidos por la UNESCO, y estudiados por Cuba para el nuevo Decreto, no hace distingo para la protección animal, pues ante la Ley todos tienen iguales derechos incluyendo los de compañía, de trabajo, de entretenimiento, para experimentos científicos, de custodia… y aun para aquellos que en libertad habitan sobre la geografía, muchos de los cuales se hallan al borde de la extinción precisamente por la falta del cumplimiento de regulaciones medioambientales.

Las leyes para la protección animal en cualquier lugar del mundo se elaboran sobre cinco piedras angulares para su redacción y aplicación: libre de hambre, de sed y de desnutrición; libre de temor y de angustia; libre de molestias físicas y térmicas; libre de dolor, de lesión y de enfermedad y, sobre todo, derecho a la libertad para manifestar un comportamiento natural.

Resulta de tanta importancia el tema entre los esfuerzos por enfrentar el cambio climático ya en marcha, que en lo actual facultades de Derecho en numerosas universidades de diferentes continentes tienen asignaturas que versan sobre el tema, y aunque existe poca experiencia legal pro-animal, cada casa de altos estudios aplica sus oportunidades encaminadas a beneficiar el futuro legal de los animales.

Dichas leyes se instrumentan no solo para colocarlos a salvo, el trasfondo es asegurar el equilibrio de Humanidad–Biodiversidad, pues en la práctica y más allá de teorías y filosofías, los animales en su conjunto han permitido y permiten el equilibrio sobre la Tierra.

La legislación incluye un rango amplio sobre aquellas personas que utilizan animales, las cuales no están exentas de ser procesadas cuando se daña a alguno en una manera que infrinja la ley.

El derecho animal se relaciona en alguna forma con capítulos legales incluyendo el civil, el penal y el constitucional, pues se suman para su tratamiento capítulos como: conflictos de custodia de animales en las separaciones o divorcios; casos de mala práctica de los propietarios; conflictos habitacionales que suponen políticas sobre animales domésticos y leyes de discriminación; casos de daños que suponen la muerte o herida injusta a un animal de compañía; la violencia doméstica, y leyes contra la crueldad.

Satélite en su árbol, Trucutú en la cueva y Pancho en la jaula, saben --desde la memoria que de ellos tengo-- mucho de lo que estamos hablando; y saben también cuánto los necesitamos para sobrevivir sobre la Tierra.