SALAMANCA, ESPAÑA.- Las cigüeñas para mí eran unas aves dibujadas para hacernos creer que de niños emprendemos nuestro primer viaje por el mundo a bordo de una bolsa sujetada por ese personaje cuidadoso que nos hacía llegar a la vida de nuestros padres.

Pues sí, las cigüeñas existen y tienen hogar propio en Salamanca. Descubrirlas, admirarlas en su remanso en lo alto de un viejo edificio es uno de los regalos cotidianos de esta ciudad que nos mantiene de asombro en asombro.

La imagen de las enormes aves son parte de la escena urbana de una urbe doblemente animada en junio por el Festival Internacional de las Artes de Castilla y León, FÀCYL, que combina música, danza, nuevas tecnologías aplicadas a las artes, circo, videomapping, exposiciones, arte y literatura.

Para vivir a plenitud el FÀCYL 2024 debes saber cómo perderte en el tejido de calles sinuosas y empinadas de Salamanca, que por suerte te conducen a un buen lugar, sobre todo cuando sigues las flechas amarillas.

Una llega con muchas expectativas por la programación amplia y extendida para toda la jornada, y en sitios que no siempre están cercanos como al doblar de una esquina, pero debes mantenerte a salvo de esa ansiedad.

Recibimos el primer día del festival con la ambición de llegar a cada lugar anunciado, y a cada paso empezamos a descartar el plan pues no se disfruta cuando se anda con demasiada prisa.

Empezamos por curiosear en la instalación del Portal del Tiempo, emplazada en la Plaza Anaya; y seguimos al Patio de Escuelas Menores detrás de la escultura del GRANTECAN, algo que se complementa con la oportunidad de estar más cerca del Sol y de la Luna gracias a los telescopios de asociaciones locales.

A ambos sitios volvimos al oscurecer, porque lo que de día son estructuras frías, en la oscuridad devienen pantallas iluminadas con poemas visuales y la historia de una institución enfocada en desentrañar cada enigma del universo.

En la Plaza Mayor pasó algo también sorprendente. Proyectar sobre la piedra se ha vuelto habitual en la Fachada del Ayuntamiento, y este año ha movido a familias enteras por el videomapping con dibujos de niños.

Reconforta ver a los habitantes transformados de espectadores en participantes entusiastas, quienes agradecen sentirse parte de los empeños de un festival alegre, impulsado con respeto y bordado desde los afectos.

Una artista visual salmantina nos confirmó la certeza de nuestra elección de tomarnos el tiempo, de regalarnos ciertas pausas. En la Sala Unamuno, Mónica Egido expone FOMO, un ensayo fotográfico con instalación y video sobre la ansiedad y el estrés provocado por la sobreexigencia de la época actual.

En efecto, al inicio temíamos no llegar a todo, pero aprendimos rápidamente la lección y eso recomendamos: traza una guía emotiva y comparte el privilegio de andar Salamanca con todos los colores del FÀCYL 2024 y de la propia estación.

Con la llegada del fin de curso escolar, la ciudad se llena de un ambiente festivo. Los estudiantes, vestidos con sus mejores galas, celebran logros académicos con sonrisas y abrazos, mientras padres y profesores miran con orgullo y emoción.

Las calles y plazas se convierten en escenarios improvisados de despedidas y promesas de reencuentro, adornadas con el bullicio de risas y fotos grupales. Las terrazas de los cafés se llenan de grupos que brindan por un año más culminado y por los retos. El espíritu de celebración se siente en el aire, marca el cierre de una etapa y el comienzo de un merecido descanso veraniego.

Con gran emoción y gratitud nos despedimos de un evento y de una urbe que ha demostrado ser un punto de encuentro vibrante para la creatividad y la expresión artística. Durante estos días, la ciudad se ha llenado de color, música, teatro y danza, de artistas y visitantes de diversas partes.

Nos llevamos recuerdos imborrables y la promesa de volver a reunirnos para seguir celebrando el arte en todas sus formas. A fin de cuentas, en el FÀCYL saber cómo perderse equivale a encontrarse uno mismo en una fiesta de las artes y los públicos, de la ciudad y la cultura.