En Cuba, la guerra no es entre mafias turcas ni entre familias de honor cuestionable, sino entre la novela y el apagón. Lo dije hace unos meses, cuando Cusgún, el cuervo nos tenía en vilo con sus silencios densos y su amor a cámara lenta. Y aunque ya terminó (con más suspiros que balas), la novela no ha muerto. Solo cambió de nombre. Ahora se llama Amor y venganza, y el galán es Césur, que no sabemos si es más intenso o más inexpresivo que Cusgún, pero lo cierto es que ya lo queremos.