Cuba entera recibió el nuevo año el Primero de Enero de 1959 con la inmensa alegría de saber que la Revolución había triunfado finalmente, mientras el joven líder de la contienda libertaria llegaba a Santiago de Cuba y todavía humeaban y se escuchaban los ecos de las últimas batallas victoriosas, en especial las cercanas a la ciudad heroica del Oriente, las de Santa Clara y Yaguajay, todas decisivas.

La Revolución es una obra de todos los días. Se levanta, se enrumba, se crece y se ama a diario, con su gente, en el hacer cotidiano, en el logro colectivo, en la conquista de la jornada.

La Revolución triunfa todos los días en esta nación rebelde y soberana. Triunfa a diario desde aquel 1ro. de enero que no solo marcó el comienzo de un año, sino el comienzo del porvenir; desde aquel 1959 que no fue un cambio de almanaque, sino un cambio definitivo de época para Cuba y para los cubanos.