El suceso sorprendió en su época y se extendió tanto la historia que casi de inmediato la leyenda tomó cuerpo al punto que hoy para muchos resulta difícil deslindar dónde comenzó una y terminó la otra. Puede, sin embargo, que por estos días de inicio del mes de mayo el aleteo del aura blanca levante el vuelo sereno de buitre criollo que por casi dos siglos se ha mantenido entre nosotros como patrimonio de todas las generaciones en la memoria puerto principeña.