Amnareya Isac Cidranes vive hace algunas semanas un poco más tranquila y mucho más orgullosa de ser cubana. La vacuna Abdala en los hombros de su Delenis y su Davis, que este lunes recibieron ya la tercera dosis, es la causa de la tranquilidad y del orgullo. Es más tiempo del que hubiéramos querido con nuestros infantes sin poder corretear en el parque, jugar pelota, suiza, empinar papalotes. El ensayo clínico pediátrico con la vacuna Abdala parece ser el fin de aprender por el televisor y saber de las amistades desde la distancia.