Joel González Pallerols me espera en la biblioteca provincial de Camagüey, donde su muestra personal El laberinto del tiempo se despliega como un testimonio visual de su proceso creativo. Siete cuadros de gran formato dominan la sala. En cada uno, la figura del caballo se adivina entre trazos y texturas. Pero no es el caballo de los jinetes del Apocalipsis, ni el de la carga heroica. Es el caballo del tiempo, el que avanza y arrastra consigo las marcas de la vida, el que Pallerols ha perseguido con su obra durante años.