15 Mayo 2018

El ruido de la máquina de escribir era la melodía las 365 noches del año, fuesen frías o cálidas, ella estaba allí bajo los dedos infatigables de un padre. El sonido de sus teclas alimentaba los corazones de Bárbara y Gilberto Valdés, los pequeños que comenzaban a enamorarse del bailar de las palabras y las informaciones.
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