Ser “tacos”, “mechaos” o “puntualitos”, como suelen llamarlos sus compañeros, no lleva una fórmula mágica, implica tener disciplina en los estudios, planificarse muy bien el tiempo y asumir la responsabilidad de alcanzar medallas para el Camagüey en los concursos nacionales de conocimiento.

Son 58 los estudiantes de los grados décimo, onceno y doce de preuniversitario que, provenientes de toda la enseñanza media en la región agramontina, forman parte del Centro Provincial de Entrenamiento que radica desde hace dos años en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Máximo Gómez Báez (IPVCE).

El esfuerzo, la constancia y sobre todo los conocimientos de ese equipo de “alto rendimiento” trajeron al territorio siete medallas de oro, seis de plata y 18 de bronce en los certámenes nacionales de Química, Física, Matemática, Biología e Informática del curso anterior. Resultados que llevaron al territorio al tercer lugar en el país, mejorando el octavo puesto que tenía anteriormente.

A los reconocimientos recibidos por su actuación se sumó la donación por el Ministerio de Educación de laboratorios chinos para las especialidades de Física, Biología y Química.

Arturo Alfonso Rosales, director del IPVCE, comentó a Adelante que “los nuevos módulos llegaron a finales del curso anterior y durante el periodo vacacional se trabajó para acondicionar los locales y montarlos”.

“El centro era una necesidad. Antes, los concursantes eran atendidos cuando se podía. Ahora no, hay un trabajo más organizado, estable y sistemático, y se completó el claustro con una excelente calidad. Como antes no existía algo así, no podíamos tener mejores resultados”, aseguró.

De atletas...

En onceno fue que Guillermo Sánchez, comenzó a entrenarse allí: “yo soy de Física y pienso que la llegada de los laboratorios nuevos ha sido muy buena. Con esa dotación podemos experimentar más”.

“Nosotros tenemos mucho rigor, porque a las clases normales debemos sumar la preparación”, apunta Daniel Platero, concursante de Química. “El año pasado estuve en la preselección nacional y ya las condiciones que tenemos casi son iguales a las del centro de entrenamiento de La Habana”.

Así también lo asegura el “químico”, Juan Pablo Figueroa: “entró buena cantidad de reactivos para las actividades prácticas. Nos falta todavía tener internet y lo necesitamos para saber por dónde anda el mundo en las materias que estudiamos”. Este muchacho ha sido durante dos años consecutivos medalla de oro en el evento nacional.

Luis Enrique Martínez, es de Biología, pero como un informático al que pretendíamos entrevistar era un poco tímido, él cobró protagonismo. “De Informática le puedo decir que su entrenamiento es casi todo práctico y sin la computadora no hacen nada. La situación de sus máquinas no es buena y el número del que disponen es insuficiente. Con el rigor de este nivel, una PC para cuatro o cinco estudiantes no es fácil. En mi asignatura sí no hay problemas, lo que nos falta es la bibliografía”, comentó.

Odette Campo, es una de las once muchachas que tratan de ganarse un espacio en este feudo varonil. Ella es de Matemática. “Para mi asignatura, a diferencia de las demás, no ha entrado ningún material. Por ejemplo necesitamos reglas, cartabones, compases y más bibliografía, porque solo tenemos un libro para estudiar, lo cual nos pone en desventaja con otros centros”.

… y entrenadores

Una de las principales fortalezas de Camagüey está precisamente en el personal docente con el que cuenta. Rafael Rodríguez Pino, entrenador nacional de Física desde la década de los 90, es miembro de ese claustro.

El experimentado profesor recuerda que la atención a los alumnos talentos era un planteamiento reiterado por la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM). “Siempre hubo concursantes, pero no se les atendía como ahora. La situación ha cambiado mucho, incluso nos ganamos unos laboratorios nuevos”.

Pino explica que “los alumnos entran al centro después de ser ganadores en los concursos municipales y provinciales. En estos momentos hay tres grupos, el C-1, C-2 y C-3. Los alumnos de duodécimo grado que entran a la preselección nacional no tienen que hacer exámenes de ingreso para obtener la carrera afín con su asignatura y los varones que clasifican para las Olimpiadas Internacionales no pasan el Servicio Militar”.

“Los muchachos son talentos, de los mejores del país, pero nos preocupa que faltan textos de todas las asignaturas. Por ejemplo, en Física tenemos unos libros de ejercicios que había desechado la Universidad de Camagüey.

Julio Antonio Rodríguez Benítez, también reconocido entrenador nacional de Química señala: “Sería muy bueno establecer una colaboración entre nosotros y esa casa de altos estudios, no solo para la bibliografía, sino también para que sus profesores pudieran venir a impartirnos conferencias”.

“La conexión a internet es un problema. Ni siquiera los entrenadores provinciales tenemos acceso”, dijo el joven entrenador de Informática, Lisván Porro Pimienta. “Nosotros visitamos un sitio de la Universidad de Ciencias Informática donde hay ejercicios que se resuelven on line y se evalúan allí mismo. Ese es un elemento importantísimo, pero se dificulta por la lentitud de la intranet”.

Es una buena noticia que el Centro Provincial de Entrenamiento de Camagüey ya exista y se perfeccione, y lo mejor, se vean los resultados de tales empeños. Gestionar convenios de colaboración con la universidad camagüeyana no es una quimera, solo falta tocar a las puertas de dicha institución. El acceso a internet y el estado de las máquinas también demandan más de gestión que de recursos. Por ejemplo, algunas de los ordenadores que entraron hace poco tiempo para los laboratorios de los estudiantes pudieran ponerse a disposición de los concursantes.

La atención a estos muchachos y muchachas es una apuesta al desarrollo científico de la provincia y el país. En la preparación de ellos y los que vendrán después está la garantía de las medallas que permitirán a la provincia mantenerse en el podio del conocimiento.

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