CAMAGÜEY.- De la mano del sistema cubano de Salud Pública, la orden hospitalaria San Juan de Dios está abierta a la población camagüeyana sin distinción de creencias, en el Hogar Padre Olallo, que en los primeros meses de este año inaugurará la ampliación iniciada en el 2009, que supone mayor cantidad y mejor calidad de sus servicios.
Entre las novedades destaca el incremento de 10 camas para la atención a pacientes oncológicos sin familias, una colaboración con el hospital especializado en esta afección en la provincia que según el hermano Francisco Celda Gimeno, encargado del Hogar, es nueva para la institución religiosa.
Se amplían también en 10 las capacidades para los residentes en el centro y se gana en área para la rehabilitación, lo que permitirá la instalación de nuevos equipos para el tratamiento de las distintas afecciones.
Xiomara durante su rehabilitación.Fotos: Orlando Durán Hernández/Adelante
PARA REHABILITAR TAMBIÉN EL ALMA
Nos dice el hermano Francisco que unos 100 pacientes se rehabilitan diariamente allí después de ser atendidos por el fisiatra en su consulta de los jueves y para la cual se sacan turnos los martes, sin distinción de credos; y agrega que a aquellos que tienen dificultades para trasladarse a las terapias, los buscan en un transporte y luego los retornan a su casa, como otro de los servicios del centro.
Pero la amiga que me convidó a llegarme hasta allí quedó maravillada no solo por la disciplina con los horarios y tratamientos, sino por el ambiente tan acogedor del lugar, donde no solo se alivian los dolores, sino también el espíritu.
Es que Francisco le da mucha importancia a la ambientación, porque tiene conciencia de cuánto puede influir en el estado de ánimo de los ancianitos. “Es importante que se sientan a gusto, por eso sembramos plantas, recreamos pequeños parques y velamos por el silencio y la limpieza. Como la construcción tiene un estilo colonial intentamos preservar los colores y el ambiente de entonces. Esta es como nuestra casa, si uno puede la mantiene bonita y le va poniendo detalles”.
Xiomara Mair Samuel nos confirma esa opinión y agrega: “La rehabilitación ha sido muy positiva, yo les digo a ellos (refiriéndose a los técnicos) que voy a salir de aquí caminando. Todos son muy amables y con su atención te hacen sentir en familia. Ya llevo dos semana con el tratamiento y he notado la mejoría, estoy muy contenta”.
Los abuelos celebrando en familia el 14 de febrero
ENTRE UNA NUEVA FAMILIA
La familia de los ancianos que viven en el Hogar no es muy grande, pero es una familia. “Nos ayudan para el baño, nos tienen nuestras comidas en hora, nos hacen actividades de diferentes tipos… Nos tratan como a niños, niños bien criados”, comentó mientras se paraba ayudada por su andador, Dora Pérez Pérez.
Algunos llegan solos en busca de ayuda, otros por mediación de un intermediario, en cada caso se valoran las particularidades y se priorizan a las personas ancianas sin ayuda familiar, generalmente entre los 65 y 80 años que sean autónomos.
Por la importancia que le conceden a la espiritualidad en estas edades se coordinan actividades con Cultura, el Inder, la Biblioteca Provincial, los museos, organizan concursos, torneos de dominó y se invitan a las festividades religiosas a aquellos que deseen participar.
También cuentan con una sala de terapia ocupacional donde realizan manualidades, algunas de ellas adornan los cuartos y pasillos; y reciben el seguimiento de la atención médica especializada.
Ante nuestra interrogante de si la estancia se cobraba, Francisco explicó que los ancianos aportan el 60% de su chequera en el caso de tenerla, pues algunos llegan por Bienestar Social, esa es una forma de que se sientan útiles y se identifiquen más con la casa.
Francisco Celda Gimeno
HERMANO NO SOLO POR RELIGIÓN
Entre besos y abrazos a Francisco, Marcos Santana me dice que ese es su hermano, pero no en el tono del hermano de religión, sino de ese otro que te pasa la mano por la cabeza mientras dice “te quiero”, o te hace saber que está allí para cuando lo necesites. Tal es así que Armando Arturo Fonseca, que peina muchas más canas, lo considera más que un hermano, un padre.
Es que Francisco ha dedicado su vida a los demás. Cuenta que llegó a la orden movido por la inquietud religiosa que le inculcó la familia, natural de Chiva, un pueblo de Valencia, España.
Una visita a algunos ancianos le despertó la necesidad de atender a los de más avanzada edad y su párroco lo puso en contacto con la Orden. Luego de pasar el proceso de formación se aventuró a venir a Cuba en 1987, ante un llamado a voluntarios.
“Desde que aterrizó el avión me quedé encantado. Me siento muy a gusto aquí y me siento agramontino, porque Agramonte también tiene una historia con nosotros ya que fue el Padre Olallo quien lo recogió en su muerte”.
DE LA HISTORIA
La Orden Hospitalaria San Juan de Dios se esparció por todo el mundo en diferentes ramas de la salud. A Cuba llegó en 1603 pero se extinguió con la muerte del Padre Olallo en 1889.
En 1940 es restaurada en La Habana con el sanatorio San Juan de Dios y más tarde se funda el Hogar-Clínica San Rafael, para niños con poliomielitis, que actualmente funciona como un hogar de ancianos.
El 27 de noviembre de 1999 se funda el Hogar Padre Olallo, en Camagüey, único fuera de la capital y del cual el hermano Francisco es fundador, junto con el hermano Ramón.