CAMAGÜEY.- El avistamiento de una columna de humo, representaba para los pieles rojas de Norteamérica una señal oportuna en la comunicación de una victoria o una derrota en el combate. Para un Cuerpo de Guardabosques como el de Camagüey, un cúmulo de nubes grises, por encima de un área verde, significa que el triunfo solo será posible cuando hayan reducido por completo el incendio.
“Lo que más me gusta de mi trabajo es el momento justo en que ayudo a extinguir las llamas”, así define Damarys Minguez Pérez el aprecio por el oficio que desempeña desde hace 17 años. Ella es segunda jefa de los encargados de proteger las áreas verdes de nuestro territorio, quienes suman unos 124 efectivos, listos para operar, y unos 110 eventuales distribuidos por los municipios de Sierra de Cubitas, Esmeralda, Camalote, Najasa y la ciudad cabecera en su mayoría.
Cuenta Minguez Pérez que gracias a las sugerencias de un amigo conoció de esa labor y antes de lo que hubiera imaginado, se apasionó por su quehacer. “Adoro salvaguardar la naturaleza y pongo todo el empeño en el control, la supervización y en las misiones profilácticas que realizo con mis colegas y los distintos factores de la sociedad”.
Al conversar, transmite las emociones de sus vivencias: “La adrenalina de estar cerca de las llamas… hay que sentirlo en el momento para poder saberlo. Siempre hay peligro. Y siempre prefiero ser la primera en adentrarme en los siniestros. Ahora estamos haciendo las quemas controladas en la meseta ”. Explica cómo esa técnica ha ayudado a disminuir el combustible que alimenta a los fuegos y ha disminuido considerablemente las pérdidas económicas y medioambientales.
Durante el presente año el entorno de San Felipe ardió causando daños que ascendieron a más de un millón de pesos. En los últimos meses, la estrategia antes mencionada por Damarys, y la alerta por la vigilancia temprana, ha posibilitado la reducción de los desastres en un 99,1 %, lo que equivale a unos 11 060 pesos.
“En el 2020 nos encontrábamos en medio de una ocasión complicada, en la Loma de los Tanques, y nos dejó de funcionar repente el buldócer, un vehículo fundamental para debilitar la catástrofe. Así que tuvimos que tomar decisiones rápidas para que la candela nos se nos encimara y se expandiera. Si no se actúa con velocidad, el aire sopla y el fuego avanza sin medida y devora todo a su paso. Y a veces hay que arriesgarse, para que no sucedan males mayores.
“Aunque he estado inmersa en situaciones difíciles, mi integridad física nunca se ha visto comprometida. En tales momentos, todos los que me rodean son hombres. Y sé que las personas no asocian este quehacer con una mujer , por la energía que se necesita y peligrosidad. Caminamos largas distancias, sudamos a raudales, se nos enfangan las botas, se nos ensucian las mano, llegamos al límite de nuestras fuerzas… sin embargo, a pesar de la dureza que conlleva, me respetan. La experiencia y mi disposición ante cualquier momento difícil han sido claves para ganar la confianza y la admiración de los que me rodean”.
El aniversario 62 del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, el cual une voluntades con empresas como la Agroforestal, el Servicio Estatal Forestal y la Unidad Silvícola, es para Damarys el arribo a un ciclo de nuevas metas y añoranzas: “Aquí continuaré prestando mis servicios a la conservación del medio ambiente hasta que arribe a la edad de jubilación. Sé, que en muchas ocasiones nuestra obra es un tanto anónima, pero somos conscientes de que influye en la calidad de vida de los cubanos“
Con el propósito de congratular los excelentes resultados de esta institución en la provincia y para conmemorar la fecha, fueron reconocidos en sus predios, el trabajo de varios de sus integrante. Entre los rostros de los congratulados, se alcanzaba a ver el de Minguez Pérez, una fémina que no ha aprendido a “jugar” con el peligro del fuego, sino a dominarlo para serle útil a su Patria.