CAMAGÜEY.- “Llegamos a México el pasado 14 de diciembre y fuimos ubicados en el hospital adaptado en una unidad militar llamada Chivatito en la Ciudad de México. Otros compañeros laboran en varios centros hospitalarios de aquí. Conformamos un grupo de 500 profesionales entre médicos y personal de enfermería”.
Así comenzó nuestro intercambio, vía Internet, con el Dr. Leosvel Pérez Gutiérrez, médico del municipio de Vertientes, de esta provincia, e integrante del Contingente Internacional Henry Reeve, integrado por personal de Salud cubano Especializado en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias.
“Llevamos dos meses de trabajo de conjunto con el personal mexicano y cumplimos rigurosamente los protocolos indicados por las autoridades sanitarias de este país. Laboramos en turnos rotativos de seis horas diarias y atendemos una sala de terapia intermedia con 30 pacientes.
“Vigilamos la evolución de los ingresados, tanto confirmados como sospechosos. Estamos pendientes de sus parámetros vitales, oxigenación y signos, interpretamos los exámenes complementarios y coordinamos el traslado a terapia intensiva de los casos que se complican.
“Ante estos casos desempeñamos un papel muy activo, agregó, pues la mayoría de las veces tenemos que subirlos o bajarlos por las escaleras por falta de ascensores en la institución.
“La atención al paciente es integral, ofrecemos fisioterapia respiratoria (puño percusión), lo ayudamos a comer, le auxiliamos a la hora de hacer sus necesidades fisiológicas, ya que en sus inicios no pueden levantarse de sus camas y como se sabe no tienen acompañantes, por solo mencionar algunos actuares y nuestra experiencia nos ha permitido guiar a muchos compañeros que se han enfrentado por vez primera a este tipo de eventualidad”.
Entre sus mayores satisfacciones Pérez Gutiérrez menciona el disfrute “cuando damos el alta a enfermos que después de varios días ingresados logran recuperarse, sin dudas, es nuestro mayor regocijo”.
El Dr. Leosvel acompañado de Osiris, la mexicana ya recuperada.
“Osiris fue una de las personas que nos dejó una nota de despedida y agradecimiento que interpretamos es para todo el personal involucrado en su atención, no solo a mi persona, y no solo a ella, sino también a su madre, quien regresó a casa unos días antes”.
Texto de Osiris de su puño y letra cuando se despedía dada de alta y de regreso a casa. “De forma alentadora —comentó— pudimos apreciar que con la atención ofrecida cada vez son menos los pacientes y tanto nuestra sala como la de terapia intensiva son las de mejores resultados en cuanto a la supervivencia de los hospitalizados.
“Hemos logrado egresar personas con larga estadía y con más de 40 días de atención que también les hemos ofrecido ejercicios de rehabilitación respiratoria, algo muy efectivo desde los inicios de esta enfermedad para evitar complicaciones, fundamentalmente de fibrosis pulmonar”.
Este digno cubano, padre de cinco hijos que lo esperan junto a su esposa Yania, dejó constancia, otra vez, aun en condiciones de trabajo muy estresantes, de lo que Cuba es capaz de aportar en pos de la humanidad.
“Una vez te dije —al referirse a una entrevista anterior— que somos esclavos de nuestra profesión y de la humanidad y lo que temía cuando enfrentamos el Ébola hoy lo sufrimos en Cuba al igual que en el resto del mundo; por lo tanto esa misión marcó un antes y un después en mi vida y en el resto de los compañeros que seguimos batallando ante el llamado de la Patria en momentos tan difíciles, porque nuestro país apuesta por la vida hasta más allá de nuestras fronteras”.