VERTIENTES, CAMAGÜEY.- Cuando el joven soldado del servicio militar en la década del noventa, se tiró —mocha en mano— casi corriendo del camión verde olivo directo hacia el tajo por abrir Las Quinientas, era de verdad un macizo cañero de 500 caballerías de caña… Han pasado casi tres décadas de aquel suceso en que el muchacho de Campechuela en la provincia Granma, sin imaginárselo, se convirtió en camagüeyano-oriental.
No sé si tomó alguna vez agua de tinajón, bebió sediento del Saramaguacán u otros afluentes cristalinos de la llanura donde echó raíces y frutos: Lo cierto es que Ernesto puso ancla en esa comunidad cañera de Vertientes, dejó la guámpara ante la mecanización del corte, alza y tiro de la caña agramontina y subió para siempre a un tractor-alzadora que funciona hace 30 años como nuevo porque él lo opera y mecaniquea.
Hace unas cuatro zafras lo entrevisté durante una gran siembra de caña de las cooperativas La Unión y San Pablo. De regreso el equipo de Adelante al mismo escenario con bisoños y veteranos sembradores, lo “descubro” con un poco más de libras junto a su equipo de faena, mecánicamente bien, pero “sin pintar”, según me dijo un poco apenado por el pendiente que espera resolver en meses próximos de reparaciones.
De los años florecientes de Las Quinientas recuerda con mucho agrado los reconocimientos morales y materiales que conquistó por sus esfuerzos y resultados diarios, en competencias productivas o jornadas voluntarias.
“Fui vanguardia nacional una década y gané las distinciones Hazaña Laboral y Jesús Menéndez, como operador millonario. Además me estimularon con televisor, refrigerador… y muchas veces me premiaron con estancias en hoteles junto a mi familia. Eso ya se perdió y aunque el salario fuera superior —que no es así—, no puedes hacerlo, no te alcanza la economía familiar. Sí, sí, continúo con iguales bríos y hago las funciones de operador-mecánico”, ratificó con cierta nostalgia este hombre de más de medio siglo que ha echado toda su juventud en los trajines de la caña.
Sin embargo, la recuperación cañera en Vertientes, la provincia, el país… vital para lograr molidas altas y estables durante 150 días y más efectivos de zafra, depende todavía de la experiencia y el ejemplo de operadores como Ernesto Castillo Peña, que en Las 500 y en otros emporios cañeros de Camagüey, dicen y hacen con el nasobuco bien puesto, las manos enguantadas con olor a cloro, aunque las botas y los implementos mecanizados destilen fango de los surcos productivos.