CAMAGÜEY.- Dicen que Eudel, antes, durante y después del huracán Irma, ocurrido en el 2017, no abandonó el taller de desarrollo de la Unidad Empresarial de Base de Producciones Varias (Provari) del Ministerio del Interior. Estaba impuesto por convicción propia de la necesidad de proteger todos los medios que, con tanta vehemencia, él y los demás miembros de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores del centro han recuperado o construido para bien de la economía.
Un corto video, referido a este hombre, material visual que lo retrató de pies a cabeza como revolucionario y excelentes bondades como trabajador, altruismo y sentido de pertenencia, le sacó las lágrimas a la secretaria general del Sindicato de Trabajadores Civiles de la Defensa, la noche que en su CDR le rindieron homenaje, primero, como delegado a la II Conferencia Nacional de la ANIR y ser proclamado como uno de los cuatro innovadores con el Premio de Mayor Impacto Económico y Social del 2018.
Describir a Eudel Borroto Cabezal como innovador y también en su verdadera inmensidad como jefe del taller de desarrollo, nunca resultará fácil; verlo en sus más disímiles facetas ante las roturas de las máquinas herramientas, la intensidad del trabajo para con prontitud elevar la disposición técnica; el aseguramiento de los ingredientes para los equipos de construcción, dedicados a la producción de bloques o de lavaderos, dobles y sencillos, o en los insustituibles molinos de piedra.
Con cuánto orgullo habla de la fabricación de tanques de 75, 600 y 1 200 litros, logrados por Provari, con elevada productividad y calidad, técnica formulada allí y generalizada a otros territorios del país.
Mucha de la tecnología que emplea Provari en los procesos productivos datan de 1949 y todas las máquinas están en funcionamiento, asegura el entrevistado, quien no ignora las dificultades que acarrea el bloqueo de Estados Unidos a Cuba. “Que el país siga adelante nos toca a los innovadores fabricar las piezas o innovarlas”.
Él, con más de veinte años en el movimiento prácticamente perdió la cuenta de las innovaciones. Con respecto a cómo acogió la noticia del Premio Nacional por el Impacto Económico, recordó:
“Por la mañana escucho a mi papá y a mi mamá hablando, y me dicen: prende la radio y, efectivamente, Radio Reloj estaba dando la información. Eso me produjo satisfacción. ¡Increible! que entre tantos talentosos innovadores fuera mi trabajo uno de los premiados”.
Borroto es de esas personas desprendidas. Y bien lo saben los jóvenes estudiantes que han ido al taller y él les ha enseñado todo lo que sabe, como le pasó cuando comenzó hace treinta y dos años y la “gente talentosa nunca me escondió nada”.
Acerca de lo que le falta hoy a la ANIR comentó la necesidad de “la entrega de recursos para desarrollar la innovación y que se puedan ejecutar los proyectos, sin descuidar la calidad de los productos para que la sociedad avance”.
Los minutos finales de la conversación los dedicó a recordar la visión que tuvo el Che sobre los innovadores y de la contribución para suplir las carencias, así como el apoyo infinito dado a él por sus padres, esposa e hijo para entregarse en cuerpo y alma a una noble misión en que aparece como el hombre más cotizado dentro de ese gran ejército de hombres y mujeres de ciencia y técnica en el que Fidel confió.