CAMAGÜEY.- Esta semana cayó al piso el sueño camagüeyano de incluirse nuevamente en la postemporada de la Serie Nacional. La fragilidad de depender de otros para alcanzar el boleto clasificatorio provocó la dolorosa ruptura que deja desconsolados a jugadores y aficionados y boquiabierta a la prensa especializada, que contaba a los Toros en todos los pronósticos precompetencia.
Nuestro anterior número regaló a los lectores un compendio estadístico que permite el análisis frío del accionar del equipo en la temporada regular, pero hoy les proponemos hurgar en algunos elementos que no fueron a las hojas de anotaciones.
Como bien decía Miguel Borroto en esta página hace varios días, el pitcheo de relevo fue nuestro apartado más débil, signado por siete ausencias importantes en el staff. Sin embargo, ante este problema el manejo de los recursos humanos no fue el mejor por parte de Pedro Luis Lazo y los técnicos bajo su mando, pues se le dio exceso de confianza a algunos lanzadores y pocas oportunidades a otros.
De igual manera, fue una tendencia esperar que el serpentinero explotara ruidosamente para sacarlo del box, cuando lo más recomendable era simplificar las misiones en los relevos. Me explico con un ejemplo: en el llamado juego bisagra ante La Isla en el Cristóbal Labra, a Yormani Socarrás le correspondió la tarea de salvar en el noveno y no lo logró, permitiendo el empate, y luego de que sus compañeros tomaran ventaja en extrainnings, la dirección lo mantuvo en la lomita hasta las últimas y nefastas consecuencias.
En el manoseado “librito” de béisbol moderno estas estrategias no existen y por el contrario se proponen fórmulas para contrarrestar la escasez de lanzadores estelares, como el bullpenning, en la que se le encarga a cada pitcher una entrada o menos, posibilitando la preparación del mismo ante los bateadores en turno y la compartición de la responsabilidad.
Aquí vale la pena hacer un aparte con el impacto del profesor José Manuel Cortina, una suerte de mago que está dejando una huella importante en nuestra provincia con sus dotes de recuperador de brazos y sus valiosísimas enseñanzas técnicas. Si no fuera por él, habría que restar las victorias de José Ramón Rodríguez y las rapidísimas recuperaciones de Alejandro León y Carlos Pérez no hubiesen sido posibles.
En cuanto al bateo habría poco que recriminar, pero vale la pena reflexionar sobre el abuso de una jugada en peligro de extinción en la mejores ligas del mundo, el toque de bola de sacrificio, acción a la que Borroto y sus colaboradores acudieron hasta el cansancio. Quizás para una tanda con poca pólvora como la de Artemisa esto estaría justificado, pero no en la nuestra, que se mantuvo todo el tiempo entre las tres mejores de todos los departamentos ofensivos. En un choque se llegó a utilizar la misma cantidad de sacrificios de toque que los que realizaron los Yankees de New York en la pasada etapa regular de las Grandes Ligas.
A la defensa los números no reflejan del todo el buen trabajo que hicieron los muchachos, pues la consolidación de la línea central (Luis Gómez, Yandy Yanes, Humberto Bravo y Leonel Moas) llena de esperanzas a todos de cara a la próxima década.
Entonces, ¿por qué Camagüey no está en los play offs de la 61 Serie Nacional de Béisbol?
Simplemente no tuvimos la garra para dar los golpes cuando el rival estaba contra las cuerdas. La mentalidad de dividir los fines de semana y ganar las subseries de tres nos garantizó terminar con balance positivo de victorias y derrotas, pero en una campaña tan reñida no fue suficiente. Había que barrer a novenas como las de Guantánamo o Ciego de Ávila en sus peores momentos y por el contrario fuimos dominados por jóvenes inexpertos. Nos urgía señorear en los compromisos particulares ante rivales directos como Industriales y Pinar del Río y tampoco lo conseguimos. Escuadras con menos calidad en sus cuerpos de lanzadores como Cienfuegos, Industriales, Granma y Santiago de Cuba están en la fiesta porque supieron ganar por encima de sus deficiencias.
He leído en las redes sociales decenas de comentarios “pidiendo la cabeza” de Borroto tras este fracaso, pero no creo que sea la solución. Recordemos que en las dos series previas a la llegada del Jerarca, la tropa taurina ancló en el puesto 12 de la tabla, siempre con inventarios negativos.
Este redactor apostaría nuevamente por el experimentado timonel, quien debe encabezar ahora un profundo análisis de lo sucedido para cambiar todo y todos los que atentaron contra la concreción del sueño. Tiene en sus manos a una generación talentosa como pocas, que ya vio que puede aspirar al título de Cuba. Por eso hay que ser cada día más exigente. Hay que dirigir mejor, pero también pensar y luchar más sobre el terreno.
Ahora esperaremos a la selección de refuerzos para disfrutar de los triunfos de nuestros muchachos con otra casaca, para luego comenzar nuevamente a concebir el éxito propio.