DOHA.- A Daniel Osorio la vida le ha dado grandes responsabilidades en los dos últimos años: primero se convirtió en el hombre clave detrás de ese fenómeno del salto de longitud llamado Juan Miguel Echevarría, y más tarde asumió la jefatura técnica del atletismo cubano.
Con ese par de retos a cuestas, el entrenador de 47 años llegó al Mundial de Atletismo en Doha, un evento en el cual gran parte del objetivo de la delegación caribeña pasaba por el resultado de su principal discípulo.
Si bien Echevarría no era el único candidato a oro por la Mayor de las Antillas, las expectativas creadas en torno a él eran enormes, luego dominar la gira invernal bajo en los primeros meses del año y, más tarde, los Juegos Panamericanos de Lima y la Liga del Diamante, esta última con el mejor salto de la temporada hasta ese momento (8.65 metros) en Zúrich, el 29 de agosto.
Pero al saltador de apenas 21 años de edad la final de su especialidad en Doha le quedó grande después de haber paseado la distancia un día antes en la clasificatoria.
El jamaicano Tajay Gayle se apareció con los dos mejores registros de su vida, incluido el ganador de 8.69, que superó en un centímetro, incluso, lo mejor hecho en su vida por el cubano de forma oficial.
Más de 48 horas después de esa competencia, el preparador se siente listo para analizar lo sucedido en la noche del pasado sábado. 'Tengo que ser todo lo honesto que me caracteriza, hoy puedo hablar, pero dos días atrás me costó incluso pararme de las gradas', confesó.
Siempre directo durante el diálogo con los representantes de la prensa cubana en la capital qatarí, aclaró que no le sorprendió la actuación de Gayle, a quien le conocía sus potencialidades desde mucho antes.
'El jamaicano ya venía con buenos resultados, yo lo vi competir el año pasado en la Liga del Diamante de Roma y allí supe el talento que tenía, así que para nosotros no es una sorpresa su actuación', explicó.
Para Osorio lo que sucedió está muy claro: 'el principal rival de Juan Miguel es él mismo', afirmó sin miramientos antes de ofrecer una disertación magistral sobre todo el proceso de trabajo con su alumno estrella, que incluye un aparte en el aspecto sicológico.
'Es algo que he repetido en otras ocasiones. Cuando él no logra hacer las marcas que lo han llevado a donde ha llegado, realmente es una amenaza para sí mismo', puntualizó antes de descartar que el día de la final existiese algún problema físico.
'Creo que llegamos a este campeonato mundial como queríamos llegar. Nosotros hicimos todo el trabajo previo como debíamos y solo había un detalle que era nuevo, el hecho de que Juan Miguel nunca se había enfrentado a un evento donde tuviera que hacer una clasificación un día y una final después', aclaró.
'Y para mí también era nuevo, específicamente con él, porque no sabía cómo iba a responder', pero el avezado técnico no se había quedado de brazos cruzados y desde hace tiempo ya tenía ingeniado un plan a seguir para llegar en óptimas condiciones a Qatar.
'Después de la final (del Diamante) en Zúrich pusimos en práctica varios modelajes competitivos en España, para ir tanteando, y me arrojaron que el ideal era este que utilizamos', admitió.
Entonces, ¿dónde pudo estar el problema? 'Yo hablaba con Juan Miguel después de la competencia y me decía que estuvo todo el tiempo tranquilo, pero ahí está el punto', reflexionó.
'En este nivel, a esa hora, hay que estar intranquilo, porque te puedes confundir, pero es un atleta muy nuevo y le falta esa experiencia', reconoció.
Osorio relató que 'desde la clasificación le decía que quería seguridad, pero no confianza. Sin embargo, ya en la final quizás se vio campeón por la manera en que llegó y por la forma en que lo hicieron demás, porque incluso el que ganó fue el último en clasificarse con 7,89'.
En un nuevo repaso de la competencia por el título, se mostró seguro de que el 8.46 inicial de Gayle no afectó a Juan Miguel. 'Estoy convencido que si él hacía después un salto de más de 8.50 el jamaicano se apagaba', afirmó.
Sin embargo, la noche qatarí del 28 de septiembre deparó otro destino para Echevarría, quien recibió un baño de agua fría al terminar su segunda experiencia en campeonatos del orbe con un inesperado 8.39 que le valió la medalla de bronce, pues hasta el estadounidense Jeff Henderson (8.39) quedó por delante.
'Es para que aprendas, le dije, esto es un Mundial y los contrarios se respetan', fueron las palabras finales de la charla del entrenador con su pupilo.
De igual forma, Osorio desechó la idea de que existiera presión mediática, a pesar de que el joven atleta se convirtió en una de las sensaciones del atletismo mundial desde que saltó ese 8.83 el año pasado en Estocolmo, que no fue homologado por un poco más de viento a favor que lo permitido.
'No tienes idea de la cantidad de medios que tratan de sonsacarlo, incluso se meten en otros asuntos. Hasta conmigo al lado le han preguntado si un día no imagina su vida fuera de Cuba, y ahí mismo le digo ¡párate que nos vamos! y los corto, porque esas cosas no vienen al caso.
La temporada terminó con ese tercer lugar agridulce para el atleta y su entrenador en el esperado Mundial de Doha y ahora toca un descanso, para luego enfilar el rumbo hacia la Olimpiada de Tokio.
'De este año saco que el modelaje competitivo para los Juegos Olímpicos. Ya sé los estímulos que tengo que emplear para que me responda y llegue bien a la final. A él le va servir mucho de experiencia esta competencia', dictaminó.
'Yo me voy contento a pesar de la insatisfacción de no poder llevarnos el oro, pero él es solo un niño de 21 años, tengo mucha fe en lo que podemos lograr en 2020', concluyó con optimismo la conversación.