CAMAGÜEY.- Parece que por alguna vía le llegó a Jair Bolsonaro, el presidente brasileño, el refrán que dice: “Cuando veas las bardas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo”, porque no de otra manera puede explicarse su airada reacción ante el triunfo del binomio Alberto y Cristina Fernández en las elecciones primarias celebradas la pasada semana en Argentina.
Bolsonaro prevé que la candidatura de Alberto Fernández, que lleva en su fórmula a Cristina Fernández como vicepresidenta y que obtuvo un 47,66 % de los votos en las pasadas elecciones conocidas como “Paso” por ser abiertas, simultáneas y obligatorias, tiene el camino expedito para las presidenciales del próximo 27 de octubre frente al resto de los nominados por los diferentes partidos envueltos en la contienda, incluido el de Mauricio Macri.
Contundente victoria del kirchnerismo en las Paso 2019: Los argentinos dicen “no” a Macri https://t.co/Ubg8Whet1K
— Elier Ramírez Cañedo (@islainsumisa) August 12, 2019
No es pues un desliz de su pensamiento neofascista que se haya apresurado a estigmatizar la candidatura de los Fernández, enarbolando en su contra la bandera del miedo para los mojigatos de que Argentina podría convertirse en otra Venezuela bajo un bloqueo total por parte del gobierno del presidente Donald Trump, como lo sufre actualmente la nación chavista.
Con evidente signo de temor de que el virus del Frente de Todos, que agrupa diez fuerzas políticas de izquierda y progresistas y que lleva al binomio kirchnerista como sus candidatos a la primera magistratura desestabilice el frente derechista que hoy se impone en la región y la “candela” se extienda hasta Brasil y su gobierno.
Bolsonaro llegó a reclamar la presencia de su socio Donald con la peregrina idea de fortalecer las aspiraciones de Mauricio Macri a una reelección que cada vez se ve más lejana.
Al unísono ha desatado una campaña de descrédito contra Cristina, a quien acusa de sus estrechos vínculos con el Gobierno de Caracas y con Hugo Chávez, así como con Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff y el Partido de los Trabajadores brasileño, como si todo ello fuera un pecado, cuando en realidad constituye un honor y una virtud, además de responsabilizarla, como parte de la izquierda, con la debacle económica y social que hoy padece el pueblo argentino y que solo es atribuible al “cambio” que promedió Macri cuando ocupó la primera magistratura, y que lejos de ser para adelante, fue para atrás.
Haría bien el “Trump del trópico”, título que se ha ganado el Mandatario brasileño no solo por su afinidad con el Presidente norteamericano, sino por sus métodos racistas, misóginos y violentos, como los calificó Alberto Fernández al responderle sus injerencistas declaraciones ante la posibilidad de que este tome las riendas presidenciales de Argentina, emplear su tiempo en resolver los problemas que hoy obligan a su pueblo a dar batallas en las calles en defensa de sus intereses económicos y sociales.
La ley sobre la reducción del monto monetario y la extensión del tiempo de jubilación, la progresiva entrega de los recursos del país a las transnacionales mediante su privatización, el pretendido uso de las armas de manera masiva e innumerables conflictos sociales han convertido a Brasil en un polvorín que puede estallar en cualquier momento.
Haría bien Bolsonaro en escuchar algunas voces disonantes que se alzan para recriminar sus diatribas contra el binomio Fernández por la posibilidad real de que ganen las próximas presidenciales, habida cuenta de que Argentina es su principal socio en la región, y en modo alguno le conviene desatar un conflicto que enrarezcan las relaciones entre ambas naciones, que no beneficiarán a nadie.
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— Alberto Fernández (@alferdez) August 12, 2019