CAMAGÜEY.- La violencia de género se guarece no solo en el seno familiar machista, o en el ámbito político y social con dogmas sexistas antiguamente preconcebidos. Este fenómeno tiene lugar en todos los espacios de convivencia social. Internet constituye otro de los escenarios para su desarrollo.

En un taller realizado este miércoles en la Unión de Periodistas de Camagüey (UPEC) se abordaron los diferentes tipos de acoso que se cometen a través de los dispositivos móviles, las plataformas y redes sociales.

Las periodistas Gretel Díaz Montalvo y Legna Caballero Pérez guiaron el debate sobre ciberviolencia, dotando de herramientas teóricas para tratar el asunto. Se proyectó el documental Golpes de Clic, de Laura López Montoto, en el que se recogen voces de mujeres cubanas víctimas de estas formas de acoso, discriminación y maltrato.

Los especialistas en Género y Comunicación evidenciaron con datos y reflexiones que esta violencia adopta varias formas visibles. Sin embargo, existen otras menos notorias, escondidas bajo ropajes desconocidos aún.

Términos como ciberacoso, sexteo, stalking y otros, se trataron en este espacio de retroalimentación, el cual forma parte de los 16 días de activismo por la no violencia hacia las mujeres y las niñas.

"Todavía existen normas de comportamiento que inculcan un significado erróneo sobre ser hombre o mujer, imponiendo el dominio masculino sobre el femenino. Este tipo de violencia comienza desde el momento en que se considera a la mujer como propiedad del hombre e incapaz de tomar decisiones. Aflora en las limitaciones laborales y educacionales, en la forma de vestir, de actuar, de practicar deportes e incluso, en las tendencias culturales y artísticas", aseguró Gretel Díaz Montalvo, corresponsal del periódico Trabajadores en la provincia.

El Código Penal cubano del 2022 sanciona varias formas de ciberviolencia, relacionadas con el acoso y ultraje sexual, actos contra la intimidad e identidad, difamación, injuria y otros delitos. Con el Decreto Ley 35 del 2021 también se regulan y tipifican acciones delictivas en el ciberespacio, como el ciberacoso. Esto representa un avance, aunque el camino aún resulta largo y complejo. En las redes sociales e Internet se reproducen las mismas prácticas que han existido históricamente en la sociedad, ahora transfiguradas y públicas. Allí también habrá que colocarse los espejuelos o filtros de género.