Nicolás Guillén Batista, quien dedicó también textos a los niños, con el mismo fervor con el que expresaba sus ideas políticas. CAMAGÜEY.- El verso inicial, trasformado en titular del comentario, tiene la intención de reconocer el niño interior del periodista, al camagüeyano de intensa y novedosa obra literaria Nicolás Guillén Batista, quien dedicó también textos infantiles, con el mismo fervor con el que expresaba sus ideas políticas, entre ellas las socialistas, nada bien apreciadas por sus contemporáneos, sobre todo por el color de su mulata piel.
Próximos a la conmemoración del aniversario 120 del natalicio Poeta Nacional de Cuba (Camagüey, 10 de julio de 1902) es oportuno destacar entre las múltiples innovaciones estilísticas desde el gran clásico entre las lecturas de corte infantil que es el poemario “Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel” (1977), “Poema con niños”, “Sensemayá” y su canto para matar a una culebra, hasta el audio de “Canción de cuna para despertar un negrito” (1988).
El quehacer periodístico comienza cuando tenía unos 22 años de edad, a finales de marzo del año 1924, cuando la dirección del periódico provincial El Camagüeyano, de tendencia conservadora al parecer en una maniobra política convoca a su redacción a Guillén, de ideas liberales heredadas del padre. Acepta la propuesta luego de su cesantía «en el Ayuntamiento por el delito de pensar con su cabeza», se hace cargo y transforma para bien los contenidos de la propaganda comercial en la sección “Pisto Manchego”.
Bajo el seudónimo de Interino, escribió 421 columnas de corte costumbrista, con crónicas afiladas y satíricas, y algunos estudiosos de la obra guilleneana afirman que una tercera parte de los contenidos se referían a temas políticos locales, nacionales e internacionales, sobre todo antiimperialistas.
La causa del abandono de esta sección, tras alrededor de dos años de labor periodística, fue entre otras, la divergencia con el director del diario sobre una campaña a favor del trabajo infantil.
En cierta oportunidad, en una conversación con el periodista camagüeyano Eduardo Labrada Rodríguez, de larga data profesional en el periódico provincial Adelante, puntualizaba que el directivo de El Camagüeyano propugnaba la idea que una manera de ayudar a los pobres es que los niños trabajaran, por ejemplo en la venta del libelo.
Esas ideas no podían caber en la mente de un cubano que se había fogueado en la política, no ya liberales sino relacionados con tendencias izquierdistas.
Al referirnos al mundo alegórico de Guillén y los niños, es justificado citar completa la estrofa del verso:
¡Ay del que separa niños,
porque a los hombres separa!
El sol sale cada día,
va tocando en cada casa,
da un golpe con su bastón,
y suelta una carcajada...