Foto: Tomada del sitio Fidel soldado de las ideasFoto: Tomada del sitio Fidel soldado de las ideasCAMAGÜEY.-La demarcación de Camagüey ha sido siempre una columna vertebral o parte definitoria de los procesos de emancipación en las diferentes épocas. Desde el siglo XIX los ideales independentistas salpicaban a la urbe principeña con acontecimientos vinculados a conspiraciones como la de Aponte, en 1812, la de los Soles y Rayos de Bolívar, en el 1822, y en 1851, Joaquín de Agüero encaraba a la metrópoli española con su levantamiento en San Francisco del Jucaral.

Con la ocupación norteamericana de la isla, se consumó la política de la Fruta Madura: quedamos en manos de los intereses de los vecinos del norte… pero la visión de alcanzar la soberanía no varió. El espíritu mambí le cedía la bandera de la estrella solitaria al combatiente rebelde. Desde la ciudad, la llanura y el bosque, los integrantes del Frente Camagüey Ignacio Agramonte, que celebra su aniversario 65 de fundado, llevaron como amuleto el nombre de ese líder mambí, hasta alcanzar la libertad.

UN BASTIÓN EN CAMAGÜEY

Previo a la consolidación del frente, en abril de 1958 Fidel había escrito en una carta al capitán, Orlando Lara: “(…) Respecto a Camagüey no se puede pensar en una invasión formal y permanente hasta después que aplastemos la próxima ofensiva enemiga (…) Tendremos que ir ocupando cada zona a medida que nuestra avanzada se aleje (...)”. Así se dio la orden al teniente, José Botello, de ir al territorio camagüeyano, entre otras misiones, poner bajo su mando a los alzados de la zona, comprometer al campesinado con la lucha y allanar el camino para la futura campaña invasora.

En junio del 1958, esa tropa se unió al asentamiento guerrillero en la zona de Sierra de Cubitas, bajo la jefatura de Juan de la Peña Arzuaga, quien había participado en diversas acciones de la clandestinidad y en la Huelga del nueve de Abril. De la Sierra, el ocho de septiembre, bajaba la Columna 11 a la que se debían de supeditar, dirigida por el capitán, Jaime Vega, quien tenía la misión de crear un bastión contra el tirano en Camagüey, por su experiencia como luchador de la clandestinidad y participante en la Guerra de Corea, en el ejército de EEUU.

A pesar de la amplia hoja de servicios, y luego de una emboscada exitosa en la colonia Corea, las negligencias cegaron la razón de Jaime Vega. Desoyó las palabras de Fidel sobre las dificultades que podría suponer la marcha por la región y no tomó las precauciones para no arriesgar a los compañeros: evitar el traslado en vehículos para no ser detectados. De esa forma, en la madrugada del 27 de septiembre, los cuatro camiones cargados de rebeldes, que conducían del Central Francisco al Macareño, camino a Pino Tres, cayeron en una celada del enemigo. La irresponsabilidad costó la vida de 32 jóvenes. Sin embargo, el Ejército Rebelde convertiría aquella desgracia en una fuerza mayor.

Imagen: Tomada de TrabajadoresImagen: Tomada de Trabajadores

DESPUÉS DEL DOLOR, ADELANTE

Después de la tragedia, tocaba reponerse del dolor. El aliento vital llegó de la Sierra Maestra con la Columna No.13, bajo el mando de Víctor Mora Pérez. El día 13 de noviembre, la tropa entró en la demarcación de este territorio, y el 18, estableció su Comandancia en San Miguel del Junco.

Aunque la fundación del Frente Camagüey, ocurrió en ese territorio que en la actualidad pertenece a la provincia de Las Tunas, “se escoge a Najasa como el centro de los festejos, por la importancia histórica de esa región camagüeyana, desde todos los tiempos”, a decir del Comandante de la Revolución Julio Camacho Aguilera. La sierra ubicada que toma el nombre del municipio, sirvió de refugio a los mambises y testigos de enfrentamientos en la Guerra de los Diez Años, protagonizados por Máximo Gómez e Ignacio Agramonte.

Entre los aspectos organizativos, “el Frente” logró la preparación de una red de suministros de víveres, combustible y medicamentos, un servicio sanitario con una asistencia especializada, la creación de un vivac donde se mantuvieron a los delincuentes, delatores y prisioneros de guerra y se estableció un sistema de comunicaciones con la Comandancia General de la Sierra y las tropas subordinadas, con la planta C-13-IA.

Algunas acciones relevantes fueron el ataque al puesto de Manatí, con la participación de la Columna 11 y la 12 del teniente José Santiago Ercilla, perteneciente al Cuarto Frente; las emboscadas de Alfredo Rodríguez Velázquez, con un grupo de rebeldes, en Hatuey, el cinco de diciembre; y la del campo de aviación, en el central Francisco, utilizado “por las avionetas de enlace y reconocimiento del adversario (…) Durante el paso de las columnas invasoras de Camilo y Che (…) sirvió como base de operaciones contra ellas (...)”, detalla el libro, Frente Camagüey. Clandestinidad y lucha armada.

Ese texto, abunda también sobre el rigor de la contienda desde la ciudad, con hechos dirigidos por del Movimiento 26 de Julio, que ajustició a “(…) varios confidentes y esbirros de la tiranía, el más connotado de ellos, el del policía Gregorio González Varona, el 11 de diciembre (…) Cuatro días más tarde se produjeron atentados a otros tres elementos (…) Por órdenes de Víctor Mora, en días posteriores (…) se incorporaron al grupo de Fellín en la zona Vista Hermosa, cercana a Camagüey (...)”.

Otros encuentros que formaron la pericia y la moral combativa del Ejército Rebelde en la zona resultaron el combate de San Miguel del Junco y la escaramuza del kilómetro 6 del terraplén Francisco-Elia, este último considerado, en el título antes mencionado como “una contundente respuesta al revés sufrido por la Columna 11, en Pino Tres (…)”. Habían entre los vencedores, muchos sobrevivientes de aquella triste madrugada, pero ninguno de los heridos detenidos corrió con la suerte de sus antiguos compañeros.

CAMINO A LA INDEPENDENCIA

Un momento cardinal fue el arribo de Julio Camacho Aguilera, a la tierra de Agramonte, con el objetivo de auxiliar al jefe de la Columna 13, y de sumar a los contactos de la tiranía a la caída del gobierno batistiano. “Fidel con la genialidad que lo caracterizaba, decía que la tropa debía estar próxima al río Jobabo, y así fue. Avizoramos por la zona un movimiento y no estábamos seguros si era el enemigo o los nuestros, pero aterrizamos en Bartés, y allí me reuní con Victor Mora”, expresó el Comandante de la Revolución en una entrevista a Radio Cadena Agramonte.

Tras el intento fallido de disuadir al jefe del escuadrón 26 de la Guardia Rural, Lázaro Castellón Martínez, de Guáimaro, para tomar el cuartel Francisco, se produjo una fuerte lucha, catalogada por Camacho Aguilera como el último encontronazo serio con las fuerzas rivales.

Después de marcar en esa instalación una nueva hazaña, los rebeldes se dirigieron al Regimiento Agramonte, para determinar su rendición. Aguilera narra cómo “al inicio alcanzamos el objetivo, pero luego hubo resistencia de un grupo de soldados que se habían apoderado de un hospital en constitución y desde diversos puntos nos hacían fuego. Una persona quería bombardear, pero al contactar con Raúl, él dijo que mantuviéramos el cerco, que el enemigo no tenía escape y no podía afectarse el hospital”.

El cuatro de enero, Fidel entró con la Caravana de la Libertad, a Camagüey, y pronunció su primer discurso en la región, desde la Plaza de la Caridad. En aquel minuto, los patriotas del frente camagüeyano, ya tenían bajo control, además del Regimiento Agramonte, el aeropuerto, el cuartel Monteagudo, la policía, y los últimos paramilitares masferreristas, ya habían sido reducidos.

Foto: Cortesía de Francisco Luna MarreroFoto: Cortesía de Francisco Luna Marrero

Para el historiador camagüeyano, Francisco Luna Marrero, el Frente Camagüey constituye “un ejemplo de abnegación, de sacrificio para buscar un futuro mejor para el pueblo. Muchos no tenían ni un alto nivel cultural, ni una formación política, pero conocían la vida del capitalismo. El liderazgo de Fidel, el legado del pensamiento de Eduardo Chibás, y el protagonismo de la juventud ortodoxa fueron determinante en el Triunfo de la Revolución Cubana, el Primero de enero de 1959”.

En sus palabras al pueblo camagüeyano, en la Plaza de la Caridad, Fidel expresó que

“(…) Patria no solo quiere decir un lugar donde uno pueda gritar, hablar y caminar sin que lo maten; Patria es un lugar donde se puede trabajar y ganar el sustento honradamente (...)”, en aquellas ideas se percibe la huella martiana “Con todos y para el bien de todos”, la congruencia en los hechos que pondrían las primeras piedras para edificar el socialismo, las pautas que definieron y delinearon el peso histórico de esos hombres que integraron, por vocación y amor a la libertad, el Frente Camagüey.