CAMAGÜEY.- Hace 150 años representantes del Oriente, Camagüey y La Villas, regiones cubanas en guerra contra el colonialismo español se reunieron en la localidad de Guáimaro, el 10 de abril de 1869 para darle a Cuba la primera Constitución de la República en Armas.

Este histórico acontecimiento significó la creación de un frente único para la lucha revolucionaria de los criollos contra la dominación  española, convirtiendo de hecho a la nacionalidad cubana en un Estado con los tres poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, respondiendo así a los principios más avanzados del siglo XIX de esos momentos, lo cual propició que incluso este fuera reconocido como un aparato estatal independiente de la metrópoli ocupante y facultaba al presidente a firmar tratados, nombrar embajadores, expedir circulares y permisos con la anuencia de la Cámara legislativa.

Cierto que en la asamblea hubo criterios encontrados en la forma de conducir la guerra, pero al final se impuso el patriotismo y la necesidad de continuar la lucha para lograr la independencia de la naciente nación, al tiempo que sirvió para proclamar en plaza pública la igualdad de la mujer y elegir como símbolo patrio la bandera de la estrella solitaria y las cinco franjas.

Un año antes, en 1868, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria se había levantado en armas contra España, en su ingenio azucarero La Demajagua, dio la libertad a los esclavos africanos que trabajaban en sus plantaciones cañeras y los invitó a incorporarse a la lucha contra el colonialismo ibérico, dando así inicio a una guerra por la liberación, que en su primera etapa duraría 10 años y no se detendría después hasta lograr dicha independencia definitivamente, el 1ro. de enero de 1959 con la triunfante Revolución comandada por el líder Fidel Castro.

Otro 10 de abril, pero este del 2019, los cubanos nos daremos una nueva Carta Magna cuando en el seno de la Asamblea Nacional del Poder Popular se proclame la Constitución de la República de Cuba, posterior a un proceso de legislación popular y ejercicio democrático sin antecedentes en cualquier parte del orbe, en el que participaron más de 7 millones de personas de todos los segmentos sociales, para modificar, con sus opiniones en más de un 60 % el proyecto inicial propuesto por una comisión de diputados del Parlamento, y que fuera sometida a un referendo que la ratificó con la abrumadora mayoría que le dio el Sí de aprobación.

Ahora, la Ley Fundamental, signada por un fuerte contenido social sobre la base de un Estado de Derecho, fija su mirada en la construcción de una sociedad socialista, próspera, sostenible e irreversible, como lo establece uno de sus más vigorosos postulados, dirigida por el Partido Comunista de Cuba.

Por delante, queda ahora un largo proceso jurídico para establecer las leyes, ya iniciado con el análisis por lo parlamentarios de los proyectos que regulan el uso de los símbolos patrios y la actividad pesquera,  que garantizarán la aplicación de cada uno de los capítulos y artículos que recoge la nueva Constitución, proceso que se acelerará al máximo con plazos y fechas de cumplimiento fijados para hacer que se consagre, con el mismo patriotismo que lucharon nuestros antecesores.

Esta historia, que ya dura más de 150 años, dará este 10 de abril, con la proclamación de la modernizada ley fundamental, un paso trascendental en la consolidación de una Patria libre, independiente y soberana, de justicia social, profundamente democrática y solidaria, a la par de los que también dieron el decisivo paso de fundar la nación cubana con la aprobación en 1869 de la primera Constitución de la República en Armas para combatir el colonialismo español que nos sojuzgaba.