La juventud cubana ha luchado por dar solución al problema nacional en cada época histórica. A un lado quedaron las riquezas, el éxito profesional, la crianza de los hijos, el amor y hasta la vida. En Camagüey hay sublimes ejemplos. Algunos alcanzaron renombre, otros no se conocen lo suficiente, pero la Cuba de hoy sigue demandando inspirarse en tanta devoción por la Patria.  

Entre los más descollantes resalta la figura de Noel Fernández Pérez, admirador confeso del Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz; escribió con su corta, pero fascinante trayectoria, el guion de una película que está por filmarse.

Había nacido el 26 de septiembre de 1936, en Aguilar, un paradero del ferrocarril, entre Vertientes y Santa Cruz del Sur. Sus padres Enma y José Ramón, la maestra Iluminada Santoja, con sus lecciones patrióticas y la exaltación de la ética martiana; las lecturas de libros de historia y aventuras y la realidad circundante, fueron modelando un carácter perseverante, el amor al trabajo y el rechazo a la injusticia, pero como a todo joven le gustaban las fiestas, disfrazarse en los carnavales, el juego de pelota y tener novia. 

Cuando tenía 16 años, la familia se mudó para Camagüey. Con mucho esfuerzo ingresó en la Escuela Profesional de Comercio en la modalidad nocturna, para lograr el sueño de hacerse contador y poder trabajar por el día. 

Se relacionó con los estudiantes más revolucionarios de Camagüey. Militó primero en la Juventud Ortodoxa y después en el M-26-7. Entró de lleno en la lucha y los estudios fueron postergados; Cuba necesitaba de él como combatiente.  

La audacia, el constante desafío al peligro caracterizaron su actuar revolucionario: Colocó la bandera del M-26-7 en la iglesia de La Caridad. Para conseguir armas desarmó a nueve policías en una semana. Participó en sabotajes en centros recreativos, en el Casino Campestre y en el callejón El Ángel, en el incendio de varios ómnibus. Cumplió la riesgosa misión de trasladar valiosos miembros del M-26-7 desde la capital hasta la primera avanzada de tropas rebeldes en la Sierra.

El 2 de marzo de 1958 un comando revolucionario, dirigido por Noel y formado por Rolando y Osvaldo Marrero, Chichí Varona, José Quesada, Roberto Coello, José Antonio Morfa, Gladys Castañeda y Alfredo Arana, entró en la Audiencia de Camagüey y prendieron fuego a más de 8 000 causas, así como a parte de los archivos del Tribunal.

Para apoyar la Huelga del 9 de Abril se le encomendó la misión de organizar una milicia. La formó con 80 jóvenes. Para equiparlos junto a otros compañeros, exigió a propietarios de tiendas y peleterías, en nombre del Movimiento, la entrega de ropa y botas para la causa.Por sus dotes organizativas, sangre fría y capacidad de liderazgo, fue designado por el mando superior del M-26-7 como Jefe de Acción y Sabotaje en Camagüey.

Meticulosamente, preparó el asalto al Carro Celular que trasladaría a la Audiencia a Léster Delgado, Alfredo Sarduy y otros compañeros. En esos días visitó al Che cerca de Cuatro Compañeros,le llevó una aguja de ametralladora y le comunicó el plan que también serviría para apoyar el paso de la Columna Invasora. El 16 de septiembre de 1958, se produjo el asalto al carro celular a dos cuadras de la cárcel, por un comando bajo sus órdenes. Su pensamiento estratégico le permitió realizar una operación que emula en temeridad con los hechos más sobresalientes de la lucha clandestina en el país.

El 20 de septiembre, Noel sostuvo un encuentro a tiros con la policía, al salir de una cafetería en la calle 25 de Julio. Logró evadirse espectacularmente. Para entonces era buscado constantemente por los esbirros de la tiranía. Habían ofrecido una recompensa por su captura o delación sobre su paradero, pero nunca lograron su objetivo.

Para esquivar la persecución se tiñó el pelo de rubio, usaba espejuelos y camisas de mangas largas para ocultar el lunar que tenía en el brazo izquierdo.Para impedir la farsa electoral que preparaba Batista, organizó un sabotaje a la planta eléctrica de Camagüey. En el desarrollo de esta acción murió accidentalmente, el 30 de octubre de 1958, cuando lo alcanzó un disparo escapado a uno de sus compañeros.

Noel hubiera cumplido el pasado veintiséis de septiembre ochenta y tres años, pero se quedó suspendida en el tiempo su bella imagen, eternamente joven, con sus ojos claros siempre en el futuro; este que hoy construimos y defendemos nosotros, y los que vendrán.

*MS.c. Edelmira Rodríguez Portal, profesora Universidad de Camagüey 

*Lic. Beisis María Morales Quiroz, trabajadora de la Fragua Martiana.