CAMAGÜEY.- Ileana es una mujer feliz. Se le nota en las ropas, por encima de ellas; se le nota por sus ideas y la manera en que las comunica.

“Podemos encontrar el camino lo mismo al lado de un elefante que de un árbol”, dice como metáfora para que entendamos que ella es una desperjuicida total sobre el amor y las relaciones interpersonales. “Hay que ser feliz”, insiste montón de veces y una concluye que es su filosofía “a cualquier precio”.

Ileana Sánchez volvió a la galería República 289 en el mismo febrero de los 506 años de la Villa para presentar su muestra Todos somos iguales, más allá del suceso que fue el Salón de la Ciudad y la semana de la cultura. Si denunciar toda expresión de violencia y hacer de la cotidianidad un espacio de mayor armonía y paz es ahora uno de sus desvelos con el pincel, faltaba la alianza formal con Evoluciona, campaña cubana por la no violencia hacia las mujeres y las niñas.

Cada pieza tiene detrás una historia real y un lamento que debiera levantar la humanidad como bandera de gran formato, así como los cuadros. Sobre sábanas pintó, para invitar también a la reflexión acerca del tema en ese acto de reposo y debate íntimo que implica la cabeza y la almohada, nos dijo.

“Abundan las campañas para promover el cuidado del medio ambiente y la naturaleza, pero pareciera que no nos interesa tanto salvar nuestra especie; no nos interesa tanto construir sociedades que alienten más al amor y al respeto”, abundó ante el público que repitió, los que sumaron por casualidad, y los muchachos de la Articulación Juvenil por la Equidad Social, voceros aquí de la campaña Evoluciona.

Todos somos iguales tendrá más partes, inferimos de su motivación por continuar denunciando la infelicidad, y del adelanto de más obras sobre “la noche”. Ileana Sánchez seguirá pues al lado de Evoluciona.