CAMAGÜEY.- A un paso de cumplir su centenario, el Comandante de la Revolución Cubana, Julio Camacho Aguilera, se expresa como aquel joven que protagonizó el levantamiento en la ciudad de Cienfuegos, el 5 de septiembre de 1957. “Mi físico ya no es el mismo, pero mis ideales están intactos”, aseguró en una entrevista brindada a Radio Cadena Agramonte, con motivo del aniversario 65 de la fundación del Frente Camagüey, un bastión contra la tiranía de Batista que él ayudó a consolidar en este territorio.

Desde la Sierra Maestra había sido enviado por el Comandante en Jefe para encontrarse con la Columna 13, Ignacio Agramonte, dirigida por Víctor Mora.

“Fidel con la genialidad que lo caracterizaba, decía que la tropa debía estar próxima al río Jobabo, y así fue. Avizoramos por la zona un movimiento y no estábamos seguros si era el enemigo o los nuestros, pero aterrizamos en un punto que llamábamos Bartés, y allí felizmente me pude reunir con el jefe de la tropa”.

Asegura Camacho Aguilera que junto a Víctor Mora, logró una comunión de principios y de organización efectiva de la hueste. Una organización que también derivó del apoyo que tuvieron en la zona, plagada de enemigos, pero también de personas humildes que apostaron por un nuevo proyecto de país. Por una Cuba libre de monopolios yanquis, de gobiernos de turnos, y tan independientes como lo profesaban las palabras de nuestro Apóstol, José Martí Pérez.

Entre las misiones que debía cumplir, se hallaba la guía al líder de la Columna 13, y de comprometer a los contactos de la tiranía que podrían sumarse a la caída del gobierno batistiano. Uno de ellos fue el jefe del escuadrón 26 de la Guardia Rural, Lázaro Castellón Martínez, situada en Guáimaro, con quien se había entrevistado con el propósito de facilitar la toma del cuartel, sin que mediara un enfrentamiento. No obstante, ese plan no fue posible y condicionó el combate en el cuartel, en el central Francisco.

Sobre ese encuentro, decisivo para el curso de la campaña en Camagüey, refirió el Comandante que “resultó para mí el último encontronazo serio con las fuerzas rivales. Mientras sucedían las acciones, tuve reuniones en la tierra de Agramonte con el arzobispo de Santiago de Cuba, donde me invitó a desistir al ataque de ese enclave. Sin embargo, yo le dije que seguiríamos la operación porque el jefe del escuadrón de Guáimaro, no cumplió con su palabra de colaborar, y porque los años de opresión debían cesar”.

Recordó el destacado patriota cómo “se peleó duro, pero finalmente sí tomamos la instalación militar” y luego de la heroica hazaña, de los rebeldes se dirigió al Regimiento Agramonte, para determinar su rendición: “Al inicio alcancé el objetivo, pero luego hubo resistencia de un grupo de soldados que se habían apoderado de un hospital en constitución y desde diversos puntos nos hacían fuego. Una persona quería bombardear, pero al contactar con Raúl, él dijo que mantuviéramos el cerco, que el enemigo no tenía escape y no podía afectarse el hospital”.

Cuando ocurrió el Triunfo de la Revolución, Camacho Aguilera se encontraba en esta provincia. “Al entrar Fidel en Camagüey, ya habíamos logrado tomar el Regimiento Agramonte, el cuartel Monteagudo, la policía también había depuesto sus armas, y previmos que no quedaran francotiradores en la zona que pudieran causar contratiempos”. Destacó, además, que el pueblo cooperó y recibió a los rebeldes con alegría, gratitud y decidido a contribuir con el proceso que se iniciaba.

“Consideramos a Najasa como el centro de los festejos por la creación del Frente Camagüey, el 18 de noviembre, por la importancia histórica de esa región camagüeyana, desde todos los tiempos”, respondió Aguilera, ante la duda del porqué se escogió Najasa, y no San Miguel del Junco, donde se estableció la comandancia.

Como uno de los momentos más complejos durante aquella contienda, rememoró el penoso pasaje de Pino Tres: “fue un golpe muy duro el conocer la noticia de la emboscada donde perdieron la vida 32 de nuestros compañeros, pero tuvimos que reponernos de aquel trago amargo, propiciado por quien fuera el Comandante de la Columna 11, Jaime Vega. También perdí muchos compañeros en la insurrección de Cienfuegos, aun así, nunca me sentí débil. Siempre estuve seguro del triunfo”.

La voz de Camacho Aguilera, adquiere un matiz de gloria cuando confirma que “el Frente Camagüey, igual que los demás creados por Fidel, son la continuación de la lucha insurreccional de nuestro país, desde 1868, hasta el presente”. Enaltece en sus palabras el rol de las juventudes que propiciaron el triunfo insurreccional, y el de las generaciones sucesivas a partir del primero de enero de 1959. Convida al estudio de la historia, como arma esencial para fortalecer la ideología y “defender la Revolución que tenemos y que seguirá adelante con la dignidad de nuestro pueblo cubano”.