CAMAGÜEY.- La técnico en Enfermería Yelanis Fernández Matos, aportó como miembro del Contingente Henry Reeves sus 27 años de experiencia médica en la provincia de Ciego de Ávila, donde le tocó organizar las condiciones en el hospital psiquiátrico Nguyen Van Troi para atender a pacientes positivos a la COVID-19.

“Me encontraba en Venezuela cumpliendo mi primera misión fuera del país cuando nos convocaron a interrumpir el trabajo pues la situación epidemiológica empeoraba a diario en varias regiones de la nación”.

Acá llegó sin terminar sus servicios pero con un sello de oro otorgadi por las autoridades venezolanas de Salud por su entrega en la Zona Roja.

“En Ciego compartimos las largas jornadas con otra brigada que venía de tierras bolivarianas. Lo más difícil fue ver cómo las personas acudían muy tarde al centro y muchas veces eso ocasionó la pérdida de sus vidas”.

Para Yelanis las jornadas se hacían más pesadas por el complicado traje y el riesgo al contagio. Sabe que como ella son muchos los médicos en el mundo que asumen este riesgo y llevan más de un año de intensas jornadas; no obstante, dice que cuando se vive de cerca, con tu gente, todo se intensifica. No importan las horas de pie, solo se enfocan en cuidar vidas.

“No niego los momentos dolorosos. Me marcó mucho cuando una paciente que se encontraba relativamente bien y en menos de 10 minutos se complicó. Su hija llorando salió a buscarme por todo el pasillo porque su mamá quería verme. Cuando llegué ya era demasiado tarde, no pude hacer nada.

“La fuerza la tomo de mi familia. Me apoya en todo. Mi esposo José Ramón y mis hijos Leovanni y Yelaisi, me decían en todo momento ´cuídate que pronto acabarás y podremos vernos. Te queremos bien para disfrutar todo lo bueno que nos falta´”.

Como Yelanis, cientos de integrantes de las brigadas Henry Reeves se diseminaron por toda Cuba para curar a sus compatriotas con la misma mano solidaria que extendemos al mundo.