CAMAGÜEY.- En Revolico se vende todo. Los cubanos nos hemos agenciado para hacer nuestras operaciones por allí, y sacar algún dinerito extra de vez en cuando. Desde la ropa que ya no usamos, un televisor o una bicicleta; o aquello que nos puede dar el vecino que viaja.

Hay Revolicos por provincias, por municipios e incluso por temáticas, ya sean electrodomésticos, ropa de segunda mano o artículos de limpieza. Los veo a diario, los uso, encargo por allí y ahorro tiempo en algunos casos.

Pero… ¿todo se puede vender? El otro día navegaba por mis redes sociales, y entre publicaciones de amigos, alguna frase y uno que otro Revolico: “¡Atención estudiantes! ¿Te sientes abrumado por la cantidad de trabajos prácticos y tareas? ¡No te preocupes! Estamos aquí para ayudarte a brillar en tus estudios”, un anuncio al que le seguía la cantidad de servicios ofrecidos, desde la elaboración de trabajos prácticos en cualquier ciencia o las respuestas a resúmenes o guías de estudio. ¿Lo mejor de todo? 500 pesos. Oferta especial. Tan natural la promoción que pareciera que el conocimiento podía comprarse como si fuera una lata de puré o cinco huevos.

Además, un texto evidentemente hecho con inteligencia artificial (IA). Servicio fácil, dinero fácil. En solo una publicación de Facebook se evidenciaba uno de los mayores retos que enfrenta hoy la educación y específicamente los docentes. ¿Qué hacer entonces ante tecnologías y realidades crecientes cuando se cruzan con la falta de ética de sus usuarios?

La mayoría de los estudiantes usa la IA mientras estudia. No podemos negarlo y tampoco satanizarlo. Correctamente utilizada puede facilitar la búsqueda bibliográfica, la elaboración de resúmenes y la generación de imágenes y otros recursos multimedia. Ahorrar tiempo en cuestiones, muchas veces tediosas para los estudiantes, también les permite dedicarse a otras tareas. Así lo corroboraron estudiantes del IPVCE Máximo Gómez Báez, quienes reconocen que la usan, principalmente, para hacer resúmenes y responder guías de estudios.

Uso de IA en el ámbito docente
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No está mal usarla, bajo la premisa que es guiada por un ser humano que debe tener la capacidad de leer, analizar, diferir, interpretar. Textos copiados y pegados, y muchachos incapaces de defender sus criterios o sin saber siquiera qué escribió o mejor dicho qué escribieron para él ¿Quién realizó entonces este trabajo que le orientaron en la escuela? ¿Él, la IA o ambos? Las respuestas son claras.

Uso de la IA en el ámbito docente II
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Negar la existencia de herramientas útiles de la IA para el proceso de aprendizaje sería contraproducente. Que un docente no las domine, no las incluya dentro de sus planes de estudio para el trabajo con los estudiantes, lo coloca en desventaja con el mundo actual y sus constantes transformaciones, y sobre todo, con ese estudiante que sí las utiliza y se sirve de ellas.

El reto está allí para cada docente. Y hoy más que nunca debemos ayudar a nuestros estudiantes a pensar. No orientemos trabajos solo por cumplir con una evaluación sistemática más, trabajos que los estudiantes toman como tal, para cumplir y "no sacar 0". Creemos talleres, intercambiemos y dejemos hablar a nuestros muchachos y aprendamos también de estas nuevas tecnologías.

No debe ser práctica cotidiana que un estudiante, un niño, decida pagar 500 pesos para que alguien le envíe un trabajo hecho con IA o que la use él mismo de forma indebida. Al final quien se para frente a un aula es un humano, y también lo es quien se sienta en el pupitre o se coloca frente al celular. El conocimiento no puede, no debe venderse ni prostituirse de esa forma porque, ante todo, los procesos de enseñanza y aprendizaje son eso: humanos.