CAMAGÜEY.- Hace 70 años, una gran muchachada irrumpió en la madrugada de Santiago de Cuba y de Bayamo, y cambió para siempre el halo de la Santa Ana. Entre las más de 150 personas involucradas en los sucesos del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, tres sobrepasaban los 40 años, unas 130 tenían menos de 30, y había dos de 17, aseguran investigaciones históricas.

Así había ocurrido desde las primeras luchas por la independencia, así en la vindicación de la dignidad en los inicios de la República Neocolonial, así después de 1959 en la defensa de la soberanía ganada a costa de sangre de muchas generaciones con protagonismo de los más bisoños.

Entonces, y ahora, la juventud lidera y asume las principales batallas de la nación, hoy centradas en el desarrollo económico, la consolidación de programas sociales, el debate ideológico por el socialismo, en medio de un convulso contexto de agresión imperialista sin precedentes, una sociedad y una ciudadanía muy diversas y en constante polémica.

En ese entramado de contradicciones y aspiraciones, viven y crecen, sueñan y se desencantan, cuestionan y aportan las más nuevas generaciones de este país.

De tal manera, la Política de Atención Integral a la niñez, la adolescencia y las juventudes recién aprobada en la Asamblea Nacional del Poder Popular puede asumirse como homenaje al rol de hornadas de jóvenes a lo largo de la historia y entenderse como instrumento para la concreción de una voluntad recurrentemente expresada pero no siempre materializada.

¿Significa que no atendíamos a este sector poblacional? ¿Por qué hace falta una Política en un Estado que exhibe indicadores educacionales, de salud y acceso a la cultura, a la práctica deportiva o a la superación de postgrado de ensueño, y de las cuales infancia y juventud son las principales beneficiarias? ¿Qué hace urgente la implementación de su plan de acciones como preámbulo a una Ley en el futuro mediato?

Pues sí, era necesario y apremiante ese sistema de actividades, prioridades y responsabilidades ante las estadísticas demográficas actuales, sobre todo de envejecimiento y emigración. Urge que todos, instituciones, entidades, autoridades, familias, trabajemos de forma concreta e integrada porque la infancia sea más respetada, la adolescencia mejor entendida y atendida en sus incertidumbres, y que la gente joven encuentre en su país y en su municipio el lugar donde satisfacer sus necesidades vitales.

Ante realidades tan dolorosas y preocupantes como que el 18 % de los embarazos corresponda a muchachas entre 13 y 18 años, o en nuestros barrios amanezcan a diario más personas menores de edad que no quieren estudiar o incorporarse a algún empleo, es hora de nombrar quiénes y cómo deben ocuparse.

Ante infantes y adolescentes consumidores sin control de las redes sociales digitales y cualquier producto en Internet, víctimas de la colonización cultural y de otros cuantos flagelos, es hora de actuaciones más coherentes y regulaciones mejor cumplidas.

Claro que el documento por sí solo no resolverá al vuelo todas las dificultades, mas confío en que no se trata de otro papel. Con 14 objetivos específicos, cada uno contempla un amplio plan de acciones a corto (2023-2025) y mediano (2026-2030) plazos, con responsables claros e indicadores medibles para evaluar su implementación.

En tiempos de crisis económica, algunas de sus propuestas se acercan más a la aspiración, como la inclusión de parejas jóvenes entre las prioridades en la edificación de viviendas, o la conectividad de banda ancha en instituciones educativas, pero la mayoría “alumbra”, indica, exige hacer… con pies aterrizados, manos creativas y el corazón comprometido, de verdad, con esas personas en formación que no podrán defender un futuro mejor si no construimos a su alrededor, desde que nacen, un presente más propicio.

En lo inmediato, cada escuela, centro laboral, organización, grupo comunitario… y así hasta las asambleas del Poder Popular y ministerios, deberá actualizar sus programas de desarrollo a tono con la normativa.

A partir de ahí, y con la adecuada comunicación, deberemos todos estudiar, y decidir, cuánto más podemos hacer en el espacio cercano que comienza en el hogar, en el barrio e irradia hacia la sociedad y sus instituciones, por nuestra niñez, adolescencia y juventud, continuidad de tantas muchachadas protagonistas de las horas más cruciales de Cuba.

  • Fomentar mecanismos de representación y participación de la niñez y las juventudes en las políticas territoriales y de país, así como la vinculación entre los organismos y organizaciones para atender de manera oportuna y equitativa su formación y desarrollo ético y profesional, teniendo como escenario principal el territorio.
  • Elevar la calidad en la identificación, análisis, atención y seguimiento a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad, sus familias y los entornos comunitarios donde se desarrollan, y potenciar que adquieran conocimientos, habilidades y competencias para ejercer sus derechos y obligaciones en el entorno.
  • Perfeccionar la atención integral de salud de niños, niñas, adolescentes y jóvenes a lo largo del ciclo de vida.
  • Perfeccionar la formación vocacional, orientación profesional y capacitación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes para su desempeño en el sector de ciencia, tecnología e innovación.
  • Incrementar la inserción y la estabilidad de los jóvenes en empleos de calidad, con oportunidades para elevar su bienestar material y espiritual, en correspondencia con el desarrollo económico y social del país y estimular que concreten su proyecto de vida en el territorio nacional.
  • Incentivar en niños, niñas, adolescentes y jóvenes el estudio de la historia y la socialización en valores, en particular en los valores patrióticos y la identidad nacional.
  • Potenciar el incremento de la calidad de vida de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, la satisfacción de sus necesidades de bienes y servicios y el acceso equitativo a alternativas culturales, deportivas y de entretenimiento sano, con una cultura medioambiental y un fundamento humanista, patriótico y socialista, que permita una formación integral.
  • Fortalecer la oferta de conectividad y equipamiento, la calidad y variedad de los servicios y contenidos digitales cubanos destinados a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, así como sus competencias, conocimientos y habilidades para su uso crítico, como herramientas para la inclusión social y la participación ciudadana, en especial en los grupos en condiciones de vulnerabilidad.
  • Perfeccionar el componente comunicacional destinado a niños, niñas, adolescentes y jóvenes y su uso responsable para garantizar su protección, educación, información, participación, reconocimiento de sus derechos y cultura del diálogo, en aras de enfrentar la colonización cultural.
  • Facilitar el acceso de los jóvenes a una vivienda adecuada.
  • Disminuir los índices de violencia, indisciplinas sociales y delitos, y alcanzar la reinserción social de un número mayor de adolescentes y jóvenes.
  • Estimular un vínculo positivo con Cuba de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes residentes en el exterior, que favorezca el desarrollo personal y colectivo en correspondencia con las prioridades de desarrollo nacional.
  • Actualizar los instrumentos jurídicos en materia de niñez y juventudes, en particular la Ley No. 16 Código de la Niñez y la Juventud.
  • Integrar y completar la información estadística sobre niñez y juventudes en un subsistema del Sistema Estadístico Nacional.