CAMAGÜEY.- ¿Un paquete de pollo con la bandera norteamericana en la Cuba bloqueada? ¿El buque granelero Century Royal con 10 000 toneladas de granos desde Nueva Orleans hacia Cuba? ¿Y el bloqueo, no existe o es cuento de camino? Preguntas cómo estas inundan las redes sociales digitales e incluso llegan hasta las calles cubanas. Más allá del escenario virtual, algunos con la ingenuidad que crea el desconocimiento y otros con el interés marcado de generar esas matrices de opinión en la población.
En Cuba tenemos ineficiencia, funcionarios, directivos y empresarios que lo hacen mal, errores injustificables, planeaciones equivocadas, cuentas que no dan, empresas en quiebra, desabastecimiento, precios de escándalo ya sea en instituciones estatales o privadas, que obviamente no son responsabilidad de las sanciones que pesan sobre nosotros, aunque algunos de esos mismos que lo hacen mal pretendan justificar lo injustificable; sin embargo, eso no disminuye los efectos de lo que constituye el sistema de sanciones más integral y prologando que se haya aplicado sobre país y pueblo alguno desde que la humanidad tiene memoria.
Hace solo unos días, el presidente Biden prolongó un año más la Ley de Comercio con el enemigo, sustento legal del mal llamado embargo a Cuba, y que en la actualidad solo se aplica a nuestro país. La integralidad de esas medidas de asfixia no se comparan ni siquiera con las que se toman contra Rusia, Irán, Corea del Norte, Venezuela o cualquier otra nación que ellos, los policías del mundo, entiendan que deben presionar y chantajear sobre la base del poder. Lo hizo el mismo Biden que era parte de la administración que decidió un viraje en la política hacia Cuba y la consideró un anacronismo. El genocidio contra este pueblo ha sido avalado tanto por demócratas como por republicanos: Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, H. Bush, Clinton, W. Bush, Obama, Trump y ahora Biden.
No resulta nada raro y no es nuevo que Cuba adquiera un limitado número de productos en Estados Unidos, lo permite la Ley de Reforma a las Sanciones Comerciales y Ampliación de las Exportaciones del año 2000, que autoriza la exportación de renglones agrícolas a Cuba, condicionada al pago en efectivo por adelantado y sin financiamiento de Estados Unidos, condiciones que en la actualidad solo se exigen a la Mayor de las Antillas. Esa misma legislación prohíbe los viajes de estadounidenses con fines turísticos a Cuba, al definir la “actividad turística” como cualquiera relacionada con viajar hacia, desde o dentro de Cuba, siendo nuestro país el único con esa arcaica prohibición.
Para que usted no se deje engañar le doy como dato adicional que de las 243 medidas aplicadas por Trump, 55 fueron dictadas durante la pandemia de la COVID-19, en medio de una severa crisis económica y sanitaria global, lo que refuerza la intención de matarnos que tiene el bloqueo.
Y si no le bastara, súmele que la administración demócrata actual durante los meses de junio y julio de 2021, se negó a que Cuba adquiriera los ventiladores pulmonares, así como los materiales y suministros indispensables para el escalado industrial de las vacunas cubanas contra la COVID-19 y, por si fuera poco, se opusieron a la adquisición de oxígeno medicinal en el momento en que entró en crisis su suministro por la avería en la planta productora principal. Estando allí, a solo 90 millas, prefirieron vernos morir.
Ahora mismo, en plena crisis energética, qué bueno sería poder adquirir en cualquier banco norteamericano el financiamiento de los más de 110 millones de dólares que se necesita, por ejemplo, para reparar la unidad 4 de la “Termo” de Nuevitas, pero eso no lo permiten quienes se presentan como amigos y salvadores de este pueblo y después tildan al gobierno cubano de malo, en medio de una competencia desleal y el espíritu del subsecretario Mallory dando vueltas. Ese vecino país pudiera ser nuestro mercado natural de no existir el propósito manifiesto de rendirnos por carencias.
Como toda acción de guerra psicológica, el bloqueo deja la puerta abierta a que los cubanos sepan que siempre se puede apretar un poco más la tuerca y ahí radica la esencia de permitir limitadas compras o viajes, que sepamos y temamos que siempre se puede ser más fuerte.
A nosotros, mientras exista, no nos queda otra alternativa que intentar desarrollarnos creativamente, saltar el muro mientras podamos, con inteligencia y picardía, eso lo sabemos bien; pero no podemos cansarnos de decir que a pesar del pollo, los granos y cualquier otro producto “made in USA”, el bloqueo existe y su intención es matar.
El 2 y 3 de noviembre, presentaremos ante #AGNU, por 30ª ocasión, el proyecto de resolución vs bloqueo
Tras más de 60 años de asedio, esa política impacta hoy, como nunca, a las familias cubanas dentro y fuera del país#Cuba tiene derecho a vivir sin bloqueo#MejorSinBloqueo pic.twitter.com/wVOjYUu0wQ