CAMAGÜEY.- A Donald Trump parece habérsele reducido el espacio terrestre para sus globales acciones bélicas y ahora se ha lanzado a desatar la guerra cibernética, como el que dice, contra todas las banderas.

Según el diario nacional cubano Granma, el mandatario estadounidense firmó ya el plan de la Nueva Estrategia Cibernética Nacional que autoriza al Gobierno de ese país a realizar ciberataques, objetivo que fue dado a conocer por el Consejero de Seguridad, John Bolton.

El tema de los ciberataques no resulta nuevo en el lenguaje del Gobierno norteamericano, pues ya en el 2016 se acusó a Rusia de piratear la campaña electoral de Hillary Clinton y ha sido nombrado un fiscal especial que por esa causa ha estigmatizado a varios funcionarios de Moscú.

Desde luego que las amenazas de Bolton fueron mucho más allá del asunto del ciberespacio, afirmando que la respuesta a ataques de esta naturaleza comprendería además, medidas legislativas, sanciones económicas y acciones militares por parte de su Gobierno.

No faltó entre los nominalizados como supuestos agresores de sus hackers, en primer plano Irán, Rusia, República Popular China y la República Popular Democrática de Corea (RPDC) los que se acusan de haber perpetrado en algún momento ataques contra instalaciones militares y tecnológicas, como la Red de Informática del Pentágono, numerosas cuentas de Twitter y You Tube, robando datos de acceso a millones de funcionarios estadounidenses.

Por su parte, Moscú rechaza dichas acusaciones usadas para desviar la atención de las acciones agresivas cibernéticas realizadas contra empresas, unidades militares y civiles, servicios públicos y privados de Rusia, Irán, la RPDC y China y a la vez propone una reunión del grupo bilateral de ciberseguridad con participación de especialistas rusos y de Estados Unidos.

Lo cierto es que los asuntos del ciberespacio están desarrollando una dimensión que parece incontrolable si nos atenemos a la posibilidad que tienen los hackers de penetrar los sistemas más sofisticados de seguridad informática en cualquier parte del mundo.

Por lo pronto, el Departamento de Defensa estadounidense ha dicho que podría producirse en cualquier momento un ataque cibernético de magnitud desconocida, si tenemos en cuenta que hace muy poco estos eran de uno o dos gigas, después pasaron a 600 gigabytes y ya se habla de un eventual evento masivo de un terabyte (mil gygabytes).

Para que se tenga una idea del peligro global que encierra el asunto de los ataques cibernéticos, no solo pueden atentar contra las infraestructuras si no que pueden hacerlo también contra la vida humana, porque se puede hackear una persona que tenga marcapasos con función inalámbrica y causarle la muerte.

A los peligros bélicos que enfrenta hoy la humanidad, incluida la confrontación nuclear, se suma ahora la guerra en el ciberespacio que se ha propuesto desatar el presidente Donald Trump, como si ya no bastara con las calamidades que tenemos en la tierra, intención que implica arrancar un nuevo jirón a la paz mundial.