CAMAGÜEY.- Jan Opletal hubiese sido médico de no haber muerto en manos de fascistas, aquel 1939 en que el horror gobernaba las calles de Praga y de toda Checoslovaquia. Su deceso, junto al miedo, la desesperación y un pequeño halo de esperanza, detonaron la furia de los praguenses, quienes salieron a pelear contra las injusticias, a defenderse y a gritar por los otros, y por el alma de los que habían perdido. El acto terminó en una tragedia, más de 1200 pupilos fueron enviados a campos de concentración y cerraron las universidades del país. Constituyó a su vez, un llamado histórico a todos los estudiantes del mundo a exigir sus derechos, siendo ellos, el principal símbolo de resistencia y valentía.

En remembranza de las luchas, y como recordatorio de la fuerza estudiantil, desde 1940 más de 100 naciones celebran el Día del Estudiante, fecha que recoge aún el repudio hacia la masacre hitleriana.

Han pasado más de 80 años, pero las buenas causas trascienden en el tiempo, y aunque hoy las razones son otras, muchos expresan su descontento, levantan la voz en exigencia de reformas educativas y sociales, como sucede ahora en Argentina, donde abogan por un mayor presupuesto para la Educación.

Mientras en el Medio Oriente la batalla es más dura, pues 12 061 murieron y 19 467 fueron heridos en Gaza y en Cisjordania desde el inicio de la guerra israelí en octubre de 2023, según reveló el Ministro de Educación de Palestina. Los jóvenes de otras latitudes se manifiestan, piden el cese de las bombas, y vuelven a gritar, porque la lucha continúa.

A 3 000 kilómetros de esta guerra, el sindicato de Estudiantes de España convoca a sus miembros a salir a las calles, en apoyo a los valencianos que sufrieron el desastre por la DANA, para condenar las malas decisiones tomadas ante la emergencia, las cuales condujeron a la muerte de más de 200 personas.

Así, en un continente y otro, entre balas o carteles, los alumnos demuestran su posición, el valor y rebeldía en la etapa más enriquecedora de la vida.

Si pensamos en el ímpetu de la masa estudiantil, recordaremos que fueron ellos los que impulsaron el proceso revolucionario cubano, nombres que se recuerdan como paradigmas para el estudiantado: Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, José Antonio Echeverría y mucho otros, ejemplos de convicción; jóvenes que en su tiempo hicieron lo que debían hacer.

Foto : Leandro Pérez Pérez /AdelateFoto : Leandro Pérez Pérez /Adelate

Los estudiantes en la Cuba actual también tienen su propia lucha, sus inquietudes y sueños. Pues se esfuerzan hoy para ser mañana profesionales exitosos. La crisis económica que enfrenta la Isla pone en condición de vulnerabilidad a los más jóvenes, les exige mayor compromiso y constancia, pero lo asumen, y salen hacia sus escuelas convencidos de que es lo que toca, de que saber más es la vía para hacer más.

Sus preocupaciones van desde el transporte para llegar hasta los centros educativos, la falta de electricidad que los obliga a cambiar sus horarios de autopreparación, la cada vez más escasa base material de estudio, la carencia de docentes, la necesidad de un fuerte vínculo entre la academia y las instituciones y empresas para las prácticas laborales, y hasta el tiempo que muchos distribuyen entre trabajar y estudiar a la vez, y sobre todo, la garantía de un buen trabajo al terminar su formación que les proporcione el sustento económico necesario.

 

Tales inquietudes no deben quedarse solo en las individualidades de los estudiantes, sino constituir una preocupación para la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), organizaciones que los acogen y con las cuales deben sentirse no solo identificados, también, comprometidos.

Por eso, cada 17 de noviembre es un motivo de celebración por las conquistas, pero es también una inyección de verbos, para que la acción tome forma y cada día los jóvenes ocupen el lugar que les corresponde y retribuyan a la sociedad con el mayor de los poderes: el conocimiento.

 

“Con el paso de los años se nota la diferencia entre los jóvenes que estudiaron y los que no. Los primeros terminan con mejores herramientas y capacidades para enfrentar la vida, mientras que los otros terminan en muchos casos cometiendo ilegalidades”.

Lester, 10mo grado, IPU Álvaro Morell Álvarez

 

“Actualmente, debido a las situaciones que enfrenta nuestro país, estudiar en una Universidad es más que un reto un gran sacrificio, pero también un impulso porque nuestra sociedad necesita de la formación de buenos profesionales”.

Juan Miguel, 2do año de Lic. en Educación Geografía

 

“Estudiar y trabajar al mismo tiempo es bastante complejo, pero con esfuerzo se puede llevar a la par. Solo debes organizar tus horarios priorizando siempre a la Universidad. En mi caso, que arreglo cejas, doy los turnos en la tarde, para que no afecte mis horarios lectivos porque mi principal objetivo es graduarme de ingeniera”.

Lianet, 2do año Ing. Industrial Universidad Ignacio Agramonte Loynaz


 

 “Creo que la FEEM puede convocar a mejores actividades, mientras estuve en la secundaria veía más organización en cuanto a esto, se desarrollaban más acampadas y eventos atractivos para nosotros”.

Lienn, 10mo grado IPU Inés Luaces Sánchez

 

“Las prácticas laborales son muy importantes porque nos permiten el vínculo con los técnicos, hacemos pruebas más relacionadas con el quehacer de un profesional de refrigeración, y al tiempo esto nos posibilita obtener un salario como adiestrados para sustentarnos”.

Dannier, 4to año de Técnico Medio en Refrigeración en la Escuela Manuel Cañete Ramos

 

“Debido a la falta de médicos, se nos hace muy difícil a los estudiantes distribuirnos las guardias y el trabajo, al igual que nos afecta la escasez de insumos, es muy complejo aprender en estas condiciones”.

René, 4to de Medicina