CAMAGÜEY.- No pocas personas, algunas hasta mal intencionadas y otras por desconocimiento, aseguran, incluso, afirman con vehemencia, que las últimas avenidas causantes de inundaciones en zonas de la capital provincial son producidas porque abrieron las compuertas de embalses hidráulicos aguas arriba de la ciudad; sin embargo, consultada mi respuesta -muchas veces aclaradas técnicamente por especialistas del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) de la provincia, rectifican semejante equívoco.

 Esta vez el ingeniero Gustavo Riesco, director de la Empresa de aprovechamiento Hidráulico, confirmó lo que las máximas autoridades políticas y gubernamentales han reiterados a la población agramontina antes , durante y en medio de las citadas inundaciones que, en primer lugar, responden al exceso de intensas y reiteradas lluvias en los meses de mayo, cuando se superó con creces la media histórica y ahora, este viernes, nueve de junio con precipitaciones acumuladas en las últimas horas por encima de los 178 milímetros.

Esa es la causa principal, ha llovido con intensidad y continuidad y el suelo está saturado, independientemente de las basuras y desperdicios de todo tipo que “gente” irresponsables arroja a ríos, arroyos, zanjas, canales y la tupición de tragantes u otros conductos de evacuación hídrica que se ven obstaculizados por las referidas indisciplinas sociales, pero la realidad es que ha llovido cantidad, mucho en corto tiempo como consecuencia de la vaguada atmosférica casi estacionaria sobre el territorio provincial.

 De 12 presas que tienen que ver con el servicio local de abasto de agua a la ciudad de Camagüey hasta ese día, aliviaba solo la Máximo cerca de 34 kilómetros al norte desde donde se extraen, y envían alrededor de 540 litros por segundo hacia la planta Potabilizadora y el agua convenida que escapa sobrante, va hacia Los Cangilones y otros canales agropecuarios de las bases productivas campesinas y tampoco pone en peligro a los moradores de la comunidad La América aledaña a la fuente superficial.

 Gustavo Riesco, explicó, además, que el otro embalse radicado al norte a unos 27 kilómetros de la capital provincial es la Cubano-Búlgara, de mucho menos riesgo para Camagüey, cuyo llenado no rebasa la mitad de sus capacidad de 137,6 millones de metros cúbicos (mm3) y ojalá pudiera aliviar ahora con la saturación de los suelos y escurrimientos.

La otra presa que también puede surtir al acueducto camagüeyano es la Tínima, aguas arriba sí, que tampoco reserva siquiera la mitad de sus posibilidades de llenado por el total agotamiento de sus volúmenes por la severa sequía precedente.

Ósea, la crítica y nunca despreocupada situación hidrometeorológica, para pobladores y autoridades de la provincia para evitar, en primerísima prioridad pérdidas humanas, bienes personales y estatales de la economía por inundaciones y otros fenómenos climáticos, ha sido la prevención oportuna frente a las intensas y persistentes lluvias que, cuando se reducen sus consecuencias por el actuar atinado y rápido actuar de la alerta temprana, beneficia mucho más que cualquier daño a las fuentes superficiales y subterráneas de abasto a la población y a la economía agropecuaria e industriales de esta vital provincia de Cuba.