CAMAGÜEY.- No se necesita de las predicciones de un oráculo o de un chispazo trascendental para concluir que la enseñanza de nuestros hechos patrios requieren una mirada más actual. Algunos versados en la materia como el profesor de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, Andrés Fernández Millares, dejan pistas constantes, en diálogos y charlas de cómo pudieran suceder esos cambios esenciales.
“Al hablar de historia no podemos hacerlo de una manera estéril, fría y cronológica, como dijo nuestro Apóstol de la educación en las universidades latinoamericanas de aquel entonces”, refirió desde la Casa de la Memoria, donde abrió los ciclos de conferencia de la actividad Leer la Historia, con un tema apasionante y, en igual medida, poco tratado como el problema nacional de la identidad cubana de principios del siglo XX, en los inicios de la primera república.
En el proceso de arrojar luces sobre el asunto, Fernández Millares comenta las carencias y vacíos en los diferentes momentos de esa etapa. Enjuicia, el panorama nebuloso en el tratamiento de aquel contexto de efervescencia del pensamiento: “Se politizan demasiado las primeras décadas y al abordarlas en clases, ignoramos a los intelectuales representantes del liberalismo y que fueron años de crítica de las ideas, como continuidad de la guerra, en ese sentido, convocada por José Martí contra la metrópoli”.
Ante un público compuesto en su mayoría por conocedores de la disciplina, afiliados a la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic), el especialista expresó la importancia de “ser más imaginativos y menos datólogos”, parafraseando al conocedor Oscar Loyola Vega. Comentó cómo en 1902, nació una república, pero no la soñada por nuestro Héroe Nacional, porque era dependiente, burguesa y neocolonial, a decir de Martínez Heredia y disfuncional y desustanciada, según le llamara el destacado martiano, Jorge Mañach.
Del universo intelectual significó que “muchos asumieron que la nueva dominación significaba para Cuba prosperidad, y tenían razón en imaginarlo. Las pesquisas realizadas por investigadores como Oscar Zanetti, demuestran un crecimiento del PIB anual, de 4%. Sin embargo, nunca hubo desarrollo. Fidel nos dio una clave: la economía creció deformada”.
Apuntó el especialista el amplio horizonte de criterios y maneras de interpretar la realidad entre los actores sociales del sistema neocolonial, y “aunque habían evidencias de pesimismo, también hubo proyectos de hombres que diagnosticaron y pronosticaron su Cuba, la situación que vivieron y orientaron su obra a la mejoría del país”. Si fuéramos a representar un mapa ideológico no alcanzarían los colores para dibujar los matices”, aseguró Andrés.
La dependencia de los Estados Unidos, y la aplicación de la Enmienda Platt, para reforzarla, laceraron el espíritu de la soberanía de la Mayor de las Antillas. Tales condiciones, favorecieron el cultivo de distintas expresiones de nacionalismos: está la de Manuel Márquez Esterling, con su famosa Teoría de la Virtud Doméstica, de la cual eran partidarios Manuel Sanguily y Enrique José Varona quienes lucharon por la dignidad, para que no se aplicara el artículo de la intervención extranjera.
“Por otro lado, si nos trasladamos al bando de los oligarcas encontramos la otra cara de la moneda. Un liberalismo burgués con figuras como Francisco Figueras, José de Armas Cárdenas y Raimundo Cabrera Bosch, defensores a ultranza del modelo impuesto. El último, por ejemplo, planteó la tesis de americanizar a Cuba y deshispanizarla”.
Señaló el MSc. que aunque preponderaron los preceptos reaccionarios, existió una contraparte de abanderados de los principios independentistas y de las verdaderas esencias de la Patria, encabezada por ciudadanos como Manuel Sanguily y Salvador Cisneros.
“Es estimulante acercarse a cubanos que de una forma u otra, aún bajo un escenario complejísimo, adoptaron posiciones consecuentes en defensa de la nación”, conmina Fernández Millares, y con su sencillez característica cataloga su ponencia como un “acercamiento al período”.
Este formidable pedagogo, cierra su diálogo con algunas reflexiones para guardar: “el liberalismo tiene un aporte sustancial al pensamiento cubano. No podemos estudiar solo el campo de los referentes positivos y obviar los negativos. La historia se construye también a partir del enfrentamiento. Apartémonos de los sectarismos y reconozcamos el mérito de quien los tuvo.
“Se necesitan argumentos probatorios para proteger la verdad. Hoy las redes sociales se han convertido en canales para tergiversar nuestro presente, pasado y desconfiar del futuro. Cuando no hacemos bien nuestro trabajo, los estudiantes caen fácilmente en la telaraña de la mentira o te lo demuestran con una frase: ¿Esta asignatura otra vez?”, exhortó el profesor, entusiasmado, porque sabe que existe una cantera responsable de colegas, para enaltecer la historia, como se merece.