CAMAGÜEY.- Por tercer año consecutivo María Eduarda celebra diferente el Día Internacional de la Infancia. Mientras otros niños de su edad reciben las felicitaciones y los regalos en casa, ella lo hace en el hospital pediátrico provincial Eduardo Agramonte Piña donde vive desde que cumplió los cinco.
“Aquí me cuidan mucho y siempre están velando todo lo que hago. Los doctores y las enfermeras me dicen a cada rato que me quieren y yo los quiero también a ellos. Tengo la familia más grande”, afirma muy contenta la pequeña.
María Eduarda Piedra Duverger sufre de la enfermedad de Crohn, un padecimiento intestinal inflamatorio que afecta el recubrimiento del tracto digestivo y de una parálisis periódica hipopotasémica, complicación de la tirotoxicosis caracterizada por episodios de debilidad muscular.
“Ella es del municipio de Vertientes pero su condición de salud demanda la cercanía al hospital pediátrico. Por tal razón se hicieron gestiones y en los próximos meses se le entregará un apartamento en la edificación que se remodela donde antes era la fábrica de refrescos. Así garantizamos que viva en la misma ciudad y no la tenemos tan lejos”, comentó Maylín Fernández Almeida, jefa de la sala donde radican.
“Mi enfermedad es del intestino, cuando salto, corro y hago muchas cosas me tienen que poner suero, por eso los médicos me explican que debo estar un poco más tranquila. Juegan conmigo al parchís y a las muñecas, me ayudan con las tareas que mandan en las teleclases y cuando la escuela funciona me llevan junto a mi mamá. Me tienen malcriada pero cuando me porto mal me dicen que tengo que hacer caso”.
Según su “gran familia” María Eduarda es una niña divertida, cariñosa y ocurrente. Cuentan que imita muy bien a los doctores de la sala y hace como que toma la presión, pone termómetros y simula inyecciones. Quizás por eso cuando le preguntan qué quiere ser cuando grande responde: “neurocirujana como el doctor José Manuel Montejo”.
El ejemplo y el amor diario que ofrece el personal del hospital pediátrico no es exclusivo para María Eduarda aunque hablar de ella sea como hablar de sus propios hijos.
Cada año celebran el Día Internacional de la Infancia de forma sencilla pero sincera. Quién mejor que ellos que les cuidan la vida para demostrarle al mundo la importancia dada en Cuba al bienestar de las niñas y los niños.