CAMAGÜEY.- La Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz es una de las cinco del país a las que le han encargado ponerle ciencia al enfrentamiento al nuevo coronavirus. Junto a la Universidad de Ciencias Informáticas, la de La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba, nueve especialistas de la nuestra, divididos en dos grupos, uno que trabaja en la modelación de la curva de crecimiento de la enfermedad y el otro en la optimización de los recursos para enfrentar el virus, laboran sin descanso, y desde sus puestos también enfrentan la pandemia.
Adelante Digital conversó con Julio César Madera Quintana, vicerrector de Informatización de la Universidad de Camagüey y uno de los que lápiz en mano y computadora por delante aporta su poquito a una batalla de todos.
—¿Cómo se llega a los modelos?
—La incidencia del virus matemáticamente la llamamos una serie temporal o una serie de tiempo, a diario se reportan nuevos casos que llevan a un crecimiento, cuando llega al pico comienza a descender. No es más que una función matemática.
“Por lo general el virus tiene un comportamiento exponencial. Si no tomamos ninguna medida la curva crece al infinito o a la cantidad de personas que existen, por eso la población susceptible somos los 11 millones de cubanos.
“Inicialmente crece, cuando las medidas son efectivas aparece una meseta y luego entre las altas y las defunciones empieza a decrecer la curva. Hay diferentes tipos, por ejemplo, las que trabajamos ahora son distintas a los del dengue o el Zika porque son transmitidos por un vector. Aquí el contagio ocurre persona a persona, y los cálculos análisis te permiten predecir qué va a pasar.
“En Camagüey usamos el físico-matemático, busca modelar las dinámicas entre distintos grupos poblacionales a través de los flujos. Existen distintas variantes, nosotros utilizamos dos, el primero calcula los flujos entre las personas susceptibles (las que pueden infectar), infectadas, las altas y las defunciones. El otro tiene en cuenta lo anterior, pero incorpora la exposición, el que entra en la cadena de contactos de un infectado, en este último los cálculos son más objetivos, con mayor exactitud.
“Son fundamentales los datos con los que podamos contar, hoy lo hacemos con lo que publica la prensa y el Ministerio de Salud Pública. Ya hablamos con la provincia para tener los datos de Camagüey.
“Es muy importante la curva exponencial, porque te da lo que los matemáticos llamamos cambios de pendientes, muy inclinada crece rápidamente y si la logras aplanar significa que tienes menos casos y que están dando resultado las medidas.
“La curva empieza a bajar cuando el número de altas y defunciones supera al de los casos infectados diarios, al ir más lentas las altas médicas, pues la curva demora en bajar. Tratamos, para que las aproximaciones sean confiables, de tener en cuenta los días desde que el paciente comienza con los síntomas, pero la información no ha sido consistente”.
—La inteligencia artificial ha demostrado mucha efectividad en casos similares. ¿Qué perspectiva hay de aplicarla a la actual situación?
—Si llegamos a tener los datos detallados de los pacientes, edad, municipio, enfermedades que padecen, fecha de inicio de los síntomas, contactos, la presencia del virus en la comunidad... sería muy efectivo el uso de la inteligencia artificial y pudiéramos llegar a predecir con mayor exactitud, mientras mayor cantidad de variables tengamos así será el ajuste en los mecanismos y más cercano a la realidad el resultado. Imaginas que le insertes toda la información disponible del paciente sospechoso y que podamos predecir, antes de cualquier análisis, si puede resultar positivo o no al virus. Sería una ventaja, incluso de tiempo y un apoyo en la toma de decisiones.
—¿Modelar la optimización de los recursos, de qué va?
—Lo estamos haciendo primero para la provincia y después para el resto del país. Modelar la optimización de los recursos que tenemos para enfrentar la enfermedad: las camas en los hospitales y centros de aislamiento, las que necesitas en terapia intensiva, las ambulancias, combustible, medicamentos. Buscamos los valores óptimos y así racionalizar. La base de todo es la curva, para anticipar, por ejemplo, de aquí a una semana cuántas camas vamos a necesitar, cuántos respiradores, de acuerdo con la predicción de casos, lo que permitiría trabajar con más lógica y ahorrar, no es lo mismo transportar a alguien de Florida para Camagüey si allá tienes un centro de aislamiento.
“Ahora nos encontramos en el momento de la modelación del problema, para aplicar las técnicas instrumentativas. Se encuentra una función matemática con todas sus restricciones: disponibilidad de recursos, de capacidad, entre otras. Luego vamos al software, MatLab, y sus optimizadores nos dan las soluciones que queremos, minimizar distancias, costos, bienes, medios.
“Como dato adicional, uno de los muchachos del equipo debe defender el doctorado en ciencias informáticas este año, vamos a concluir con una aplicación utilizable al actual y a otros eventos epidemiológicos. Poner la ciencia aplicada a la solución de los problemas del país”.