CAMAGÜEY.- El exboxeador camagüeyano Carlos García Rodríguez tenía solo 13 años de vida cuando criminales a sueldo de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos atentaron el 6 de octubre de 1976 contra el vuelo CU-455 de Cubana de Aviación que viajaba desde Barbados hacia Cuba.

Él supo de la triste noticia del deceso de todos los integrantes del equipo juvenil nacional de esgrima- triunfadores en el IV Campeonato Centroamericano y del Caribe de esa disciplina en Venezuela-, y del fallecimiento de otros viajeros y tripulantes de la aeronave, cuando cursaba estudios en la naciente Escuela de Iniciación Deportiva del territorio.

Aunque en ese instante el temor de vivir una historia similar nos colmó a mí y a mis compañeros, reafirmamos aún más nuestra convicción de continuar edificando la senda gloriosa del deporte cubano, confesó García Rodríguez, quien es actualmente entrenador en la Academia Provincial.

El preparador estuvo presente en la ceremonia que realizaron hoy los trabajadores del Aeropuerto Internacional Ignacio Agramonte Loynaz, de esta ciudad, en conmemoración de la efeméride, junto a glorias deportivas de Camagüey.

Durante el acto también se denunciaron los perjuicios del cerco económico, comercial y financiero que impone Estados Unidos a Cuba, como una acción del Comité de Solidaridad que, encaminado a la lucha contra el bloqueo y a favor de la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la base naval de Guantánamo, es una iniciativa que se desarrolla en la estación desde 2017.

Yamila Labrada Velázquez, miembro de ese Comité, comentó que los daños acumulados en el país por esa política genocida, desde hace casi seis décadas, alcanzan los 933 mil 678 millones de dólares -tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional.

Sus efectos en Cubana de Aviación se manifiestan en la imposibilidad de comprar o arrendar aeronaves con componentes técnicos de prácticamente cualquier tecnología, por solo mencionar un ejemplo, refirió.

En el centro mixto que lleva el nombre de Inés Luaces, una de las víctimas camagüeyanas del hecho luctuoso, también se rindió tributo a quienes viajaban en el vuelo CU-455.

Perpetrado por los venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo, y dirigido por los criminales Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, el crimen de Barbados fue considerado en su momento como el peor ataque de este tipo en el hemisferio occidental y uno de los más inhumanos actos de terrorismo desarrollados por el imperialismo yanqui en contra de la Revolución.