Donde están los niños salta la alegría, crece la esperanza, fluye la vida, reina el amor... así convidaba la página especial de lecturas La Hendija, del periódico Adelante impreso a su edición de agosto, como siempre, el último sábado, y esta vez de aniversario, pues el espacio nació hace 12 años. En otros septiembres nuestros peques andarían de uniforme, mas hoy esperan el pinchazo de Soberana o Abdala para salir del encierro en que los cuidamos mientras aprenden por televisión y nos hacemos expertos en manualidades. Lean con nosotros...
DE LO QUE DIJO CHAMAQUILI CUANDO SUPO QUE LA MADRE DE SU MEJOR AMIGO ESTABA EMBARAZADA:*
La madre de Diego
tiene dentro un niño.
Me pregunto cómo
se lo habrá comido.
A veces le salta
cerca del ombligo.
Me pregunto cuándo
se lo habrá comido.
Dice que al nacer
va a llamarse Silvio.
Me pregunto por qué
se lo habrá comido.
La madre de Diego
va a tener un niño,
y yo, Chamaquili,
tendré un nuevo amigo.
*Poema tomado de El Gran Libro Chamaquili, de Alexis Díaz-Pimienta con ilustraciones de Jorge Oliver Medina. Ediciones Abril, 2015, página 23.
EL HIJO DE ARTURO
Arturo Delgado Pruna es un escritor y caricaturista espirituano. Trabaja como editor del periódico Escambray y de Ediciones Luminaria. En Facebook suele contar de las ocurrencias de su hijo, el pequeño Adonis.
***
—Papá, ¿la curiosidad es buena?
—¿Por qué me lo preguntas?
—Porque tengo curiosidad de saber si la curiosidad es buena.
***
Le dice su mamá a Adonis:
—A todo el mundo le gusta ver el deporte menos a ti.
Él responde veloz:
—¿Verdad que soy original?
***
Mi hijo está dibujando y le digo:
—Ponte cómodo.
Me contesta:
—Papi, cuando un artista está pensando y dibujando no importa la posición.
***
Preparo mi mochila para ir a trabajar. Mi hijo me observa y pregunta:
—Papá, ¿por qué envuelves tu pomo de agua con un nailon?
—Para que no se mojen mis papeles.
—Y si se te mojan tus papeles, se moja tu trabajo, se moja tu dinero y se moja tu vida.
***
Papá, la vida es un juego con infinitas secuelas, unos muñes con infinitas temporadas, una película sin fin y un dibujo con infinita tinta.
LA CASA DEL BRUJO
Adolfo Silva Silva /Colaborador
Tiene dos plantas y casi toda la fachada cubierta de la enredadera denominada bejuco ubí. Es un chalé con una imagen inusual que ha provocado la imaginación de mi nieto Thiago.
Para Thiago es La casa del brujo, y en mi más reciente visita a La Habana, me solicitó con frecuencia que lo llevara a ver el inmueble, satanizado por su ficción.
No sé si existirá algún documento normativo de cómo deben ser las residencias de los brujos, pero el niño ha obrado según su libre albedrío y no hay quien lo saque de su clasificación.
En un atardecer de junio de 2021 llamé a la puerta de la fabulosa vivienda, y comuniqué el criterio de mi nieto. Los moradores lo dejaron pasar con su hermana Melanie, de cuatro años de edad, pero a pesar de no haber encontrado ni el más mínimo rastro de brujería, Thiago permanece plantado en su definición.
Cada vez que fuimos a uno de los parques de las cercanías, Thiago también me pidió que lo llevara a la morada del brujo.
En la misma cuadra hay dos viviendas en las cuales árboles corpulentos y frondosos extienden sus ramas hasta las fachadas, y crean una especie de túnel.
A una Thiago la denominó La casa del fantasma, y Melanie, quien no ha querido quedarse atrás, tituló a la otra La casa del esqueleto y los zombis.
Quizá su afición a ver muñequitos ha arrastrado a esta aventura a Thiago y Melanie, la de convertir en cuadra de los misterios a un tramo de la calle 16 del reparto habanero Miramar.
REGALO
Yanetsy León González
Iba a llamarse Alex pero se le quedó Florencio. Pasó años deambulando de un rincón a otro de la casa, desgreñado y casi en cueros. Mi hija no le hacía caso hasta hace poco cuando se lo topó y escondida lo peló.
Con él llegamos a la temporada de corte y costura. Sé que soy tremenda chapucera al dar puntadas como bandazos. Hemos acabado con la reserva de hilos y con los recortes de tela, pero tenemos al chico vestido y calzado.
Su reaparición en nuestras vidas ha sido terapéutica y también como una señal profundamente amorosa. Florencio es el regalo de su bisabuela Mima, que en gloria esté, y mi niña ya es consciente de eso.