La Gran Revolución de Octubre, liderada por Vladimir Ilich Lenín, cuya imagen acompaña el texto titulado Cien años que estremecieron el mundo.
Hace 105 años, el 7 de noviembre de 1917, desde un embocadero de San Petersburgo una salva del cañón de proa del Crucero Aurora, disparada por marinos revolucionarios, dio inicio a la etapa principal de la Gran Revolución Socialista de Octubre.
El buque de guerra estaba dotado de un halo de suerte; fabricado en 1903, salió indemne del conflicto ruso japonés en 1905, en que la flota fue en gran parte destruida, y posteriormente en la I Guerra Mundial (1914-1918) enfrentó a los barcos alemanes sin mayor menoscabo.
Sin embargo la histórica nave enfrentó su mayor reto un siglo después al subsistir también, como símbolo, a más de 30 años de la desintegración de la URSS y sobrevivir a extremistas que ofuscados con la histeria anti soviética de la época quisieron convertirlo en chatarra para hacer olvidar la historia, que cada día más se enaltece en el país de la Revolución de Octubre.
El 7 de noviembre de 1917, miles de marinos y soldados esperaban la señal para atacar el Palacio de Invierno, sede del gobierno provisional reaccionario que se negaba a dejar el poder a las masas populares dirigidas por el Partido Bolchevique de Vladímir Ilich Lenin, quien enarbolando un programa de paz planteaba salir de la guerra imperialista, entregar la tierra a los campesinos y el poder a la clase obrera para crear el primer Estado de obreros y campesinos en el mundo.
Una revolución democrático-burguesa había derrocado en febrero al imperio zarista mediante masivas manifestaciones, huelgas y acciones violentas y quedó instaurado el gobierno provisional involucrado en la Primera Guerra Mundial, que mandaba sin atender las consecuencias de la gran crisis social y económica del país arruinado y en el cual predominaban las relaciones de servidumbre en el campo y una clase obrera esquilmada y presente solo en unas pocas ciudades.
En esas condiciones, con la conducción de Lenin y su Partido, se organizó desde la base el poder político de los trabajadores, el campesinado y otros sectores en forma de los llamados soviet en los cuales fue madurando la acción para la toma del poder, solo posible por la sistemática labor de agitación y convencimiento entre las masas y de colaboración con otras fuerzas de la izquierda que hizo posible el triunfo de octubre.
Sin embargo, la joven revolución casi sin consolidarse, tuvo que enfrentarse a la guerra imperialista librada por las grandes potencias de Japón, Europa y los EE.UU., y a una contienda civil, contra la cual millones de obreros, campesinos y no pocos oficiales zaristas formaron el Ejército Rojo, que venció en 1922 la intervención extranjera y sus aliados internos.
Pero tampoco aquellos años de relativa paz, desde la década de 1920, permitieron el avance en condiciones normales del país y la recién fundada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se vio ante la necesidad de desarrollarse industrialmente a pasos acelerados, sobre todo en la industria pesada para hacerle frente al nuevo peligro en ciernes del nazismo alemán que, llegado al poder en Alemania en 1933, enfilaba sus planes agresivos contra la URSS con la tolerancia de Inglaterra, Francia y EE.UU., principalmente, que temían a la propagación del comunismo.
A pesar de los planes y conspiraciones imperialistas y la invasión nazi en 1941, cuando auguraban el fin del primer Estado socialista del mundo, el pueblo soviético y el Ejército Rojo fueron los factores principales de la derrota del fascismo en 1945. A partir de entonces quedó abierta la etapa de pos guerra que trajo consigo el mayor auge de los movimientos anticolonialistas y revolucionarios en el mundo.
Al respecto el Comandante en Jefe Fidel Castro dijo en el Acto Central en Conmemoración del XX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1973:
“Sin la Revolución de Octubre y sin la inmortal hazaña del pueblo soviético, que resistió primero la intervención y el bloqueo imperialista y derrotó más tarde la agresión del fascismo y lo aplastó a un costo de 20 millones de muertos, que ha desarrollado su técnica y su economía a un costo increíble de sudor y sacrificio sin explotar el trabajo de un solo obrero en ningún país de la Tierra, no habría sido en absoluto posible el fin del colonialismo y la liberación de decenas de pueblos en todos los continentes”.
Tampoco el desarrollo de la Revolución cubana habría sido posible sin la ayuda solidaria de la URSS y el entonces Campo Socialista, sobre todo al implantarse el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra el país, y sin las armas con que fue derrotada en menos de 72 horas la invasión mercenaria de Playa Girón.
Actualmente, las teorías burguesas presentan a la Revolución de Octubre como un intento fracasado de la historia, sin embargo, con el paso del tiempo los movimientos progresistas del Tercer Mundo y de los propios países desarrollados renuevan sus prácticas políticas e ideológicas sacando lo mejor de aquellas tradiciones revolucionarias y de emancipación social que comenzaron con el histórico cañonazo del Crucero Aurora.