CAMAGÜEY.- ¿Cómo se proyecta el arte folclórico en un escenario que exige contemporaneidad sin traicionar la esencia de lo heredado? Esa pregunta atravesó la primera jornada del evento teórico que abre las celebraciones por el aniversario 34 del Ballet Folklórico de Camagüey (BFC), una compañía que ha hecho de ese dilema su razón de ser.
El encuentro tuvo lugar este jueves en el Proyecto La Casona, donde especialistas, investigadores y artistas debatieron sobre la vigencia del hecho folclórico como práctica profesional. Desde el análisis académico hasta la experiencia escénica, se coincidió en la necesidad de distinguir entre lo popular tradicional y lo genuinamente folclórico: lo anónimo, oral y transmitido de generación en generación.
Reinaldo Echemendía, director del BFC, recordó que expresiones como la contradanza o el danzón pertenecen a la tradición, pero no al folclor, cuya fuerza radica en la transmisión viva del pueblo. De ahí la tarea de las compañías: transformar ese acervo en un hecho espectacular sin desvirtuar su raíz. Como señalara Ramiro Guerra, el escenario exige recreación y creatividad, pero lo esencial debe permanecer intacto.
El panel reunió a los investigadores Rosa María Argilagos, Rober Peña y Heidy Cepero, quienes abordaron la historia de los estudios culturales en Cuba, desde el blanqueamiento cultural de los años 20 al concepto de transculturación de Fernando Ortiz. También se subrayó el papel de la investigación musicológica y etnográfica, indispensable para proyectos actuales de mapeo de expresiones músico-folclóricas en la región centro-oriental de Cuba.
“Un personaje no se puede construir desde la epidermis, sino con fibra, con corazón”, advirtió la bailarina y maestra Elsa Avilés, evocando la palabra yoruba chequedengue para insistir en la autenticidad como clave de la interpretación.
Otro de los ejes del debate fue el componente pedagógico: cómo enfrentar los vacíos en la enseñanza artística y el desapego de muchos jóvenes hacia sus raíces. “Los muchachos llegan de la academia negando el folclor. No quieren ser negros, no quieren ser cubanos”, señaló la bailarina y profesora Yanixe Jiménez, convencida igual que su colega Geisel Agüero de que la identidad debe transmitirse en la práctica cotidiana, “para no caer en la postalita de hotel”.
Las sesiones teóricas continuarán mañana, dedicadas al basamento práctico de la compañía. Luego, el Ballet Folklórico de Camagüey llevará al escenario del Teatro Principal, los días 13 y 14 de septiembre, la síntesis de ese debate: un folclor que no se guarda en vitrinas, sino que vive y evoluciona en quienes lo hacen suyo cada día.