CAMAGÜEY.- Llevan meses sin subir al escenario de teatros, plazas, barrios y escuelas, incluso dejaron de verse. Era demasiado riesgoso que Rober cruzara solo la ciudad hasta la casa de Yanet, como hacía antes de la irrupción de la COVID-19; no obstante, han vuelto a reír porque están juntos y retoman los ensayos con la motivación de celebrar bailando sus diez años como Dúo Esperanza.
La fecha del aniversario ya pasó. Hubo que posponerlo todo por la situación epidemiológica de Camagüey; sin embargo, como dicta el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. La vida de muchas personas cambió desde el 10 de septiembre de 2010, cuando dos madres llevaron a sus hijos a un casting en el centro de equinoterapia, y al jurado se le ocurrió unirlos como pareja de baile.
Hasta ese momento, Yanet doblaba canciones en el proyecto Garrirazo, del promotor Jorge Lázaro Cisneros, en Garrido, y pintaba y cosía en el hogar; mientras Rober, al aprender lo que podía ofrecerle la escuela especial Carlos Rodríguez Careaga disfrutaba las sesiones de un taller de cerámica, mecaniqueaba bicicletas en la casa y bailaba en las fiestas de los vecinos del reparto Agramonte.
Gardenia dio a luz a Yanet el 13 de febrero de 1984. Tuvo sosiego mientras curso la escuela especial Nguyen Van Troi; después vivió atormentada por dejar a la niña sola en la casa debido a la urgencia de trabajar para poder mantenerse. Laboraba como técnico de recursos humanos en el antiguo Instituto Superior Pedagógico. Con el censo de personas en situación de discapacidad de 2002 supo de una ley en proceso para amparar a las madres cuidadoras, un reclamo hecho realidad al año siguiente.
Para Odalis resultó diferente. Su parto del 5 de abril de 1991 no limitó su carrera de sicóloga ni coartó su empeño de formar a un niño independiente. De hecho, Rober tiende la cama en cuanto despierta, escoge la ropa, se baña, se viste, busca el pan, va a la farmacia… Empezó a ganar la confianza para cruzar la calle y andar solo, un día que quiso visitar a la hermana Odelaisy en el trabajo y fue derechito. La madre iba unos pasos detrás.
La ocurrencia del Dúo Esperanza sacudió otras mentes y alimentó en Rober y en Yanet las ganas de bailar para un público. Empezaron a foguearse en comunidades intrincadas y ganaron los primeros aplausos de un Camagüey sin asfalto. Luego hicieron suyo el Teatro Principal y el Avellaneda, el Parque Agramonte, y también sitios de Ciego de Ávila y La Habana.
La casa de cultura Ignacio Agramonte, a través del proyecto Vivan los barrios, del promotor Reinier Elizarde, ha dado cauce a la afición de esta pareja que tiene un repertorio activo de unas 17 coreografías. Dianaris, su actual maestra de danza, recibe como buena cosecha el trabajo de los profesores anteriores porque ambos se mueven en un registro amplio de géneros.
Yanet prefiere estilos rumberos y Rober, pasos clásicos y de danza contemporánea. Sin embargo, como pareja acoplan de maravilla en obras de flamenco, salsa, merengue, cumbia, casino, ritmos modernos... Por estos días montan la popular canción tema de la película Titanic, interpretada por Celine Dion, pero la suya es una historia de amor que seguirá ganando la esperanza de su público.
El baile ha contribuido a su desarrollo físico-motor, pues las personas como ellos nacen con dificultad para caminar. Como Dúo Esperanza demuestran la función del arte para el validismo en la inserción social.
En la casa de Yanet desarrollan los ensayos de sus cerca de veinte coreografías.Foto: Alberto Santos/Colaborador