CAMAGÜEY.- La pintura en portada pertenece a la serie Mariposas, y es uno de los remansos de paz de la obra de la camagüeyana Yolanda María Ulloa Hernández, quien falleció ayer en esta ciudad.

Nacida en Camagüey el 18 de junio de 1939, se formó en el Centro Nacional de Enseñanza Artística de La Habana y desde joven se desempeñó como profesora en escuelas privadas y públicas.

En 1961 participó como alfabetizadora de las zonas rurales en la extensa provincia hasta el final de la campaña nacional que dio paso al acceso universal a los distintos niveles de educación de manera gratuita en Cuba.

Ya en la década del setenta laboró en la Escuela Formadora de Maestros Primarios Enrique José Varona, luego estuvo al frente de la Dirección Provincial de Cultura, y luego le encomendaron liderar la Escuela de Arte de Nivel Medio.

A partir de 1987 dirigió la Galería de Arte Universal Alejo Carpentier, y en 1990 fue nombrada Presidenta del Consejo Provincial de las Artes Plásticas de Camagüey que impulsó la creación de las galerías en los municipios.

Precisamente el Consejo, en su página de Facebook (@cmgcpap), reconoció como logros al frente de la institución, la organización del Registro del Creador de las Artes Visuales y el apoyo al funcionamiento orgánico de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) en todas sus actividades y proyectos.

Además recordó su trabajo bajo las orientaciones de Rita Longa, durante la ejecución del conjunto monumentario de la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte, resultante de un concurso rectorado por el Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria (CODEMA).

Durante sus más de 60 años de labor artística participó en numerosas exposiciones colectivas y personales, tanto dentro como fuera del país; compartió su experiencia pedagógica para la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, en Valencia, Venezuela.

Atesoran sus obras colecciones privadas y centros culturales en los Estados Unidos, Alemania, Italia, Ecuador, México y Venezuela; otras han sido expuestas en el Centro de Estudios Hispano Americano en Sevilla, España.

En el 2004, el poeta y crítico de arte Roberto Méndez calificó sus cuadros como “ecos, voces íntimas de un mundo estrictamente personal”, y dijo que “ella pertenece al linaje de esas mujeres que en la cultura cubana, hilaron su obra rodeadas de silencio para dejarnos en ellas una tenaz resistencia al tiempo”.

“¿De dónde viene su quehacer? De los ocres y sienas de Fidelio Ponce tanto como de las figuras planas y melancólicas de Mirta Cerra, pero también de esas naturalezas muertas que muchachas anónimas dejaron en los rincones más penumbrosos de las casas camagüeyanas. El romanticismo ha dejado fuerte impronta en ella, no en el modo de dibujar, sino en el arte para colorear y componer, de modo que el alma se eche afuera y no veamos ya una sala ni una hoja, sino el propio espíritu temblando”, sentenció Roberto Méndez.